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viernes, 27 de febrero de 2009

EL NIÑO POETA

Por Hernán Barrios

Los seres humanos transitamos a lo largo de nuestra vida, diferentes etapas. Algunas son lindas y otras no tanto, pero ambas son importantes por igual. Las primeras, nos hacen sentir lo hermoso que es estar vivo y nos impulsan a seguir; las segundas, forjan nuestro carácter, nos ponen a prueba y por sobre todas las cosas, nos enseñan a vivir.

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El poema que sigue, es el fruto amargo hijo de la impotencia y la soledad. Nació en uno de esos momentos de mi vida en que no sabia para dónde, ni para qué seguir. En donde había por lejos, más preguntas que respuestas. Y fue ahí, justo en ese momento de crisis, cuando el sentimiento le ganó la pulseada a la razón y el alma le plantó una pata encima al cuerpo. Y fue ahí, cuando creía no resistir más la tristeza, que un vómito de emociones me estrujó el pecho y me oprimió la garganta, para luego abandonarme goteando letra por letra hasta adquirir forma de poema, y estamparse prepotente sobre un papel.

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TRATA VANAMENTE DE ENCOTRAR RESPUESTAS

Y EN CAOS MI ALMA NO LAS PUEDE HALLAR.

SE APAGA LA LLAMA Y SIGILOSAMENTE

PARO MIS LATIDOS; ME DEJO LLEVAR.

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¿DÓNDE SE HA QUEDADO AQUEL NIÑO POETA

QUE UN DÍA DE MARZO INTENTÓ VOLAR?

¿DÓNDE SE HA PERDIDO SU JOVEN SILUETA?,

QUE YA NO SE ESCUCHAN SUS RISAS, SUS PASOS,

SUS OJOS DE VIDA; LOS QUIERO ENCONTRAR.

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¿CUÁNDO FUE ESE DÍA QUE LENTOS SUS PASOS,

PESADAS SUS ALAS Y TRISTE EL MIRAR;

CON VOZ TIRITANTE, VACÍA SU ALMA,

RENUNCIÓ A SUS SUEÑOS, DEJÓ DE CANTAR?

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DICEN QUE LO HAN VISTO CAMINANDO SOLO

PERDIDOS SUS PASOS EN LA GRAN CIUDAD;

CARGANDO SUS PENAS, BUSCANDO RESPUESTAS,

HÚMEDOS LOS OJOS SIN PODER LLORAR.

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SUFRE POR AQUELLA BOCA QUE HACE TIEMPO

PERDIDA EN LA NOCHE LO SUPO BESAR.

DICEN QUE ESA BOCA YA NUNCA LO BESA;

QUE ESOS LABIOS TIBIOS QUE UN DÍA BEBIERA,

AHORA SON VENENO; LO HAN VUELTO A ENGAÑAR.

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Y UNAS MANOS FRIAS DETIENEN SU VUELO.

VERDADES DE HIELO LE IMPIDEN REIR.

PROMESAS DE ARENA LE TAPAN EL CIELO;

LASTIMAN SUS OJOS Y APRENDE A SUFRIR.


domingo, 15 de febrero de 2009

CRÓNICAS DE UNA CALVICIE ANUNCIADA


Por Hernán Barrios



Es común en todos los hombres de tu edad”- me dijo la dermatóloga, cuando la consulté acerca del éxodo capilar del cual estoy siendo víctima. “Genial”- contesté en tono de broma, mientras que por dentro pensaba en la cantidad de años que tuvo que estudiar la mujer, para devolverme tan elaborada respuesta. Sinceramente habría preferido que me mintiera, o al menos que me disfrazara la respuesta, cosa de no volver a casa con esta frustrante sensación de haber gastado 110 pesos en un ticket, para escuchar algo que ya en el fondo sospechaba.

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Todo comenzó hace bastante tiempo, pero al principio no le dí importancia. Pensé que sería una cuestión pasajera producto del stress, el cansancio, o de última algún virus del cuero cabelludo; pero nunca, una cuestión de edad. Algunos pelos huérfanos en la pileta inmediatamente después de peinarme, fue la primera pista. Luego alguien me hizo notar un efecto parecido, pero en el cuello de las camisas y también en la almohada. De todas maneras, hasta ahí todo bien, porque 10 o 12 pelos menos por sesión de peinado, no hacían la diferencia. El tema fue cuando al ponerme gel luego de bañarme, me pareció percibir en el espejo, que afloraba una distancia demasiado importante entre los mechones húmedos. Culpé del hecho, al haberme puesto más gel de la cuenta, e inicié el día como si nada. La cosa fue que cada mañana me ponía menos de aquel producto endurecedor, y el distanciamiento capilar no variaba demasiado. Un día corté por lo sano, y decidí no usar más ese producto diabólico, ya que a esa altura estaba casi convencido de que era él, el único responsable de aquellos dichosos descampados craneales. De ahí en más, mi indomable cabellera cabalgó natural y sin artificios, a lomo de los salvajes vientos costeros que a diario azotan Montevideo.

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De todas maneras y como se imaginarán, igual continué siguiendo de cerca aquel proceso migratorio, no fuera cosa que el mismo continuara a pesar de haber dejado de usar el pegote ése. Y así fue. Con el pelo seco, mi incipiente alopecia era un secreto a medias que quedaba celosamente guardado entre mi cabellera y yo, pero con el pelo mojado, era como salir por el barrio con un megáfono gritando a viva vos -“Pasen y vean, tengo menos pelo”. Creo que fue ahí cuando me preocupé en serio, y decidí llevar a la práctica algunas medidas paliatorias y correctivas, que mi instinto viril de conservación me dictaba a diario entre bambalinas. Primero, me dejé el pelo más largo; porque no era que no me creciera, sino que era más bien una cuestión de selección natural pelística; los que sobrevivían crecían a buen ritmo, los que no, se caían derecho viejo, dejando lugar así, a un cráter pilo-bulbar imposible de llenar. Luego empezó el tema de la adquisición de productos químicos de todo tipo y color. En este punto no tuve más remedio que pedir consejo a personas que supieran algo más que yo del tema, comenzando así una larga peregrinación –la cual adelanto que aún no ha terminado- por una extensa lista de pócimas, cremas, champúes, lociones y ungüentos de diferente aspecto, consistencia y precio. El viejo Capilátis fue uno de los primeros en aparcar presuntuoso en mi corteza craneal, con bruto currículum, y toda una gama de productos –bien caritas ellos gracias a Dios- que iban desde champúes hasta un spray chiquito y verde, que supuestamente me iba a hacer brotar pelo hasta de los párpados. Falso. Luego vinieron otros por el estilo, de diferentes marcas, y que la única característica que tenían en común era el efecto; nulo. Hasta llegué a ponerme un líquido viscoso y negro que me recomendó mi queridísima suegra, llamado “Espíritu de petróleo”. Si, leyeron bien. Con éste me terminé de convencer de que, en situaciones límites, el ser humano deja de lado la racionalidad, y se aferra sin miramientos a un chorro de agua hirviendo.

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Mi peluquero de confianza, cuando le comenté como al pasar lo que me estaba sucediendo, me dijo redondamente que esos productos no servían para nada, y que lo que tenía que hacer era masajearme. Otro, seguramente pariente de la dermatóloga del principio; como cuatro años estudiando la composición química del folículo piloso y su relación con el bulbo raquídeo, para decirme que me tengo que masajear la mollera a brazo partido. Sin palabras. Igual, como ya había agotado el tema de las sustancias mágicas, por un tiempo le hice caso, y me dediqué unos diez minutos por día, a mimarme la bocha sin restricciones. Ahí fue cuando empezó el principio de la debacle, porque en cada sesión de masaje dáctilo-córtico-capilar, me quedaban enredados en los dedos el triple de pelos que si los hubiera dejado quietitos. Es como tratar de hacer crecer las manzanas, sacudiendo el árbol. Lo intenté por un tiempo, pero como los resultados no fueron los esperados, dimití y de paso cambié de peluquero.

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Ahora estoy intentando con la meditación trascendental. No sé que hijo de puta me convenció de que se había curado de no sé que cosa, gracias a esta técnica, y allá arranqué yo atrás de mis chacras, cinchando a troche y moche de mi cordón de plata. Tendrían que verme acostado en la cama, –porque la posición de Loto esa de las piernas enroscadas no solo me cansa, sino que además me estresa- con los ojos entrecerrados, y generándome una imagen mental de mi cabeza todita llena de pelos, uno al ladito del otro. No sé si me crecerá alguno gracias a este método, pero está bueno porque es cómodo, y como lo practico de noche, ya de paso me duermo y sigo de largo hasta el otro día.

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Bueno, la cosa es que como la mayoría de las personas –incluyendo a profesionales en la materia- no me han dado muchas esperanzas de que pueda seguir compartiendo mi vida con esta saludable cabellera compañera de incontables batallas –ganadas y de las otras- es que estoy pensando seriamente en abandonar mi lucha por conservarla, y enfocar mis esfuerzos a asumir de una vez por todas, mi inminente metamorfosis. Día a día trato de convencerme de que la pelada no es un problema, si se asume y se lleva con hidalguía, y una pizca de orgullo. Ojo, no estoy diciendo que sea sencillo, digo eso de creerse semejante mentira, pero las opciones son, o convencerme de ello, o buscar en el Google la tienda de pelucas más próxima a mi casa.

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Siguiendo los sabios consejos de algunos pelados amigos, estoy casi convencido de que la opción que voy a tomar es la del pelado con onda. Eso sí, tengo que empezar desde ahora con el tema de la onda, porque sino no llego a tiempo a mi otoño capilar. Para ser un pelado con onda hay que tener las siguientes cosas: auto, lomo, tatuaje y arito (en ese orden). No está de más decir que actualmente no tengo ninguna de las cuatro, pero por lo pronto ya me inscribí en un gimnasio de acá a la vuelta, y arranco el lunes.

domingo, 8 de febrero de 2009

METEOROLOGÍA -Una ciencia inexacta-

Por Hernán Barrios
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..........Por no decir una ciencia de mierda, claro. Pero, ¿dónde se ha visto porquería semejante? Es más, si fuera por mí, la hacía desaparecer de la categoría ciencia como primera medida; y como segunda, y donde me apuren un poco, ni como hobby la dejo. Y de yapa, a esos remontadores de cometas frustrados que estudiaron 3 nubes, 2 vientos y un chaparrón, que se creen Dios y se hacen llamar meteorólogos, los invito cordialmente y con el mayor de los respetos, a irse redondamente a la mierda.

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..........Esteeee… perdón por el exabrupto estimados Serrucheros; no soy yo cuando me transformo. Lo que pasa es que este tema de la meteorología me viene complicando la vida desde chico. Ya en la escuela recuerdo haberme comido más de una cargada de mis compañeros, por culpa del meteorólogo de turno. Allá volvía yo con mi paraguas negro, de aquellos que tenían como 3 metros 80 de diámetro y 1,20 de mango, bajo un sol que rajaba la tierra y con le mirada de los transeúntes perforándome la nuca. “Mirá el nene qué bobito”- decían para sus adentros, al verme pasar con semejante socotroco. Estoy convencido que el temita del paraguas colaboró, al menos en parte, a que en la adolescencia mi autoestima se diera unos cuántos revolcones contra el suelo. De más grandecito superé en parte el tema, pero igual me quedó una especia de fobia hacia el invento de porquería ese, que me acompaña hasta hoy.

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..........Pero el verdadero odio, rabia, e ira compulsiva hacia la meteorología, y sobre todo hacia los señores que aparecen en la tele pronosticando el clima, comenzó a manifestarse en todo su esplendor allá por el 2005, a raíz del temporal que azotó Montevideo sin dejar árbol en pié, y el cual ninguno de los mencionados eruditos fue capaz de anticipar. Me agarró a eso de las 11 de la noche en la calle, en bicicleta y a medio camino entre la UTU y mi casa. Fue una experiencia terroríficamente inolvidable; el viento me llevaba zigzagueando de un lado a otro de la calzada como si fuera borracho, hasta que al fin conseguía tirarme al piso. Ya no tengo muy claro si lo viví o lo soñé, pero conservo la sensación de haber pasado expreso por sobre la terminal de Tres Cruces, montado en mi bicicleta alada, al mejor estilo Papá Noel es su trineo. En el camino, un panorama catastrófico: árboles caídos, cables en el piso, autos aplastados, columnas de iluminación dobladas, luces apagadas y carteles rotos. Pero lo peor de todo, fue que al llegar a mi casa y prender la tele, me encontré con el mismo tipo que temprano a la mañana me dijo, “cielo claro, vientos del sur a 18 kmts. la hora, visibilidad toda la vuelta a la tierra”-, diciendo, “se están registrando fuertes lluvias en la capital del país, con ráfagas de viento que superan los 150 kmts. la hora…”-. Mmm...… ¿qué te parece si te vas un ratito a la p…?

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..........Lo más patético que puede verse en el noticiero –entre otras cosas-, es ver a un tipo diciendo cómo está el clima en ese momento. ¿Pero qué se piensan, que uno vive en un búnker a 30 metros bajo tierra? Si quiero saber si llueve o hay sol, saco el cogote pa fuera y listo. ¡Lo que necesito es saber cómo va a estar después, hermano!! ¿Tan difícil es? No te estoy pidiendo que me adivines los números que van a salir en la lotería de fin de año, solo si va a llover o va a haber sol en las próximas 8 horas. Sol o lluvia. Lluvia moja, sol seca. Splash…¿cazas? La vieja Ema, dueña de una pensión en la que viví en épocas difíciles, me pronosticaba mal tiempo con 72 horas de anticipación y 97% de acierto, solo con el dolor de sus articulaciones cangüecas; y vos con una estación meteorológica en cada esquina, computadores, satélites, detectores sísmicos, telescopios de radio, el viejo Hubble con lentes nuevos y la mar en coche, no me sabes decir si llevo paraguas o gorrito pal sol. Una cagada tu profesión loco; ponete una herrería y fabricá veletas con forma de gallo que seguro nos va a ir mejor a todos.

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..........Supongo que este problemita del “yerro climático” debe darse, en mayor o menor medida en todas partes, pero acá en Uruguay hemos llegado a extremos asombrosos. Hay 3 canales privados de aire y cada uno ostenta cual trofeo, su meteorólogo estrella -por decirlo de alguna manera- y entre ellos compiten a muerte, por ver cual alcanza mayor grado de ridiculez. En el canal 12 tenemos al amigo Rami, quien es el tipo más igualito a Súper Mario Bros que conozco. En el 4 está Nubel Cisneros, monumento viviente a la desgraciadez. Nubel… bue, ya con ese nombre no debería aparecer en ningún medio de comunicación, pero de hecho lo hace. Con 8 pelos moribundos que atraviesan su lustrosa pelada de este a oeste en vergonzosa cruzada, Nubel es acartonado, metódico, predecible, repetitivo, estático, inexpresivo, duro, y de aspecto asquerosamente bonachón. Ah, y para colmo, tiene menos onda que pelo lacio. Su pronóstico del tiempo parece un anuncio de inmolación de un miembro de Al-Qaeda, con chaleco de bombas y detonador incluido. Lastimoso. Pero la verdadera joyita, el Uno, el que monta el número circense más patético y conmovedor, es el amigo Diego Vázquez Melo; Dieguito para los amigos (entre los cuales no me encuentro, claro), o El Viejo Pingüinezco para el resto de la sociedad. Es algo… es una cosa… es, es… mejor véanlo con sus propios ojos, porque no encuentro palabras.

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..........¿Y, qué me dicen? No exagero nada, ¿verdad? ¿Cómo no me voy a calentar si personajes como éste son los encargados de detectar y comunicar a la población, una alerta meteorológica?

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..........Después del episodio de la tormenta que conté al principio, por un tiempito los aparatos estos se convirtieron en seres humanos normales; claro, tenían “cola de paja” por la cagada que se habían mandado, y no querían arriesgarse a que los lincharan en la vía pública, pero pasadas algunas semanas, volvieron a las monadas de siempre como si tal cosa. Al poco tiempo, anunciaron al unísono y con bombos y platillos, una tormenta de muchos grados en no sé que escala, que por supuesto nunca llegó. “Vientos huracanados y lluvias torrenciales”- dijeron a coro; ¡adivinen qué pasó! Exacto, no se movió una hoja ni voló un panadero en los siguientes seis meses.

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..........Fue a partir de ese momento que comencé a hacer y actuar, de acuerdo exactamente a lo contrario que anunciaban. Los locos decían sol, allá salía yo con el paraguasca; lluvia, bermuda y chancletas; y me empezó a ir mejor en la vida.

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..........Redondeando, les cuento que en realidad este artículo surgió, porque hace algunos días –tres, para ser más exacto- los señores meteorólogos dieron una alerta meteorológica para el jueves de noche, en la cual les faltó decir que se terminaba el mundo. Si señores, el Apocalipsis en forma de viento y agua. Agazapado estaba yo a la hora del desastre; agarrando con ambas manos la perilla de la puerta, la olla de los fideos en la cabeza y un cuchillo de Rambo en la cintura por si, luego de pasado el caos, tenía que combatir alguna horda de saqueadores con intenciones de quitarme lo poco que me quedase. El casco me lo quité ahora a la mañana antes de ponerme a escribir, y de la famosa tormenta, ni una nubecita pasajera.



lunes, 2 de febrero de 2009

NOTICIAS INSÓLITAS

Por Hernán Barrios
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DESESPERANZA
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Un hombre de 30 años residente en la ciudad de Minas, departamento de Lavalleja, perdió la esperanza luego de una compleja y extensa intervención quirúrgica.

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Luego de someterse a una delicada operación en la que debieron extirparle el pene, Juan Carlos SÚPITO NOSTTA, oriundo de Génova, Italia, pero residente en la ciudad de Minas desde hace veinte años, perdió por completo la esperanza. Según nos informaron vecinos que lo conocen de toda la vida, Juan Carlos, quién trabajaba en una fábrica de chacinados de gran envergadura, y que a su vez incrementaba sustancialmente sus ingresos con esporádicas incursiones en el terreno sexual, haciendo las veces de taxi-boy en las zonas periféricas de la ciudad, no tiene consuelo.

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Los mismos vecinos no tuvieron reparo en decirnos que luego de conocer su actual situación, y ante la certeza de que su hombre no podrá ya complacerlas sexualmente, tanto Esperanza Martínez como Consuelo García, esposa y amante respectivamente, han tomado la drástica decisión de abandonarlo.

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PLATILLO VOLADOR
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Un hombre de 52 años perdió súbitamente el conocimiento luego de tomar contacto con un platillo volador, en las cercanías de su casa.

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Carlos Albérico GINCHE GUEVARA, oriental, soltero, de 52 años de edad, ingresó anoche apenas pasadas las 23 horas al hospital local acompañado por su esposa, en estado de shock y con graves lesiones en su rostro.

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Su esposa, al ser consultada sobre el hecho, se negó rotundamente a efectuar declaraciones. Sin embargo, algunos testigos presenciales afirman que todo sucedió súbitamente, en el momento en que ésta descubrió a su esposo teniendo relaciones con otra mujer, en el fondo de su casa. Según versiones, ésta ingresó rauda al interior de la vivienda, y regresando inmediatamente con media docena de platillos de porcelana, los arrojó con furia, sobre el rostro del infortunado marido.

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MUERE HOMBRE EN EMBOTELLAMIENTO
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Un hombre de 65 años que volvía a su hogar luego de un extenuante día de trabajo, muere producto de un embotellamiento en las afueras de la ciudad.

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Al regresar de su trabajo en un apartado bar de las afueras de Pando, Ángel Tomás ORIN DE LA FUENTE, tuvo la poco feliz idea de pasar a visitar a un amigo, por la bodega en la que trabajaba. Éste, un morocho retinto apodado “Don Pascual”, reconoció ante el Juez que efectivamente con Tomás habían degustado alguna que otra botella de vino, –entre 10 y 15 según sus cálculos- pero afirma que cuando salió de allí, estaba en perfectas condiciones.

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Aparentemente, no fue solo la ingesta de alcohol la que condujo al desafortunado individuo a la muerte, sino la combinación de ésta, con el sol del mediodía, que debió soportar dentro de su camioneta por espacio de 3 horas, en el embotellamiento producido ayer a la tarde, en el peaje de Pando.

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Fuentes entendidas dicen que tampoco colaboró mucho en la continuidad de su existencia, la media sandía que se comió tranquilamente, mientras esperaba el reestablecimiento de la circulación vehicular.

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PLANTAS ASESINAS
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Un grupo de enredaderas sizus shifleras propiedad de un productor agropecuario de Artigas, se comieron a dos perros pastor alemán encargados de cuidarlas.

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Según nos contó Jesús Ramón PASTORINO LEJOS, dueño del establecimiento, los vegetales se encontraban plantados en un pequeño invernáculo en las cercanías del casco de la estancia, cuando sin causa aparente comenzaron a agredir a los perros, que poco pudieron hacer ante la envestida de las decididas plantas. Según confesó uno de ellos antes de morir, todo se reduciría a un ajuste de cuentas pergeñado por una de las carnívoras.

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Aparentemente los canes, aprovechándose de la escasez de agua, habían estado chantajeando a los indefensos tubérculos, exigiéndoles sexo a cambio de llevarlas a los mejores lugares en donde conseguir el vital elemento. Este abuso, que se venía perpetrando casi desde el comienzo mismo de la sequía, llegó anoche a su fin de la peor manera.

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En momentos en que amparados en la oscuridad los caninos delincuentes se encontraban consumando sus orgiásticas fechorías, el resto de las indefensas víctimas y ante la inactividad del dueño de casa, decidieron resolver el problema por hoja propia. Tomaron a los perros con sus afilados estambres y pistilos por la nuca, y los empezaron a chupetear con brío, cual fresco pastito. Una vez que no quedó de los perros más que el esqueleto pelado, hicieron lo propio con el toro del corral lindero, para luego saltar el alambrado y salir campo afuera en busca de más carne fresca.

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Hasta ahora se tiene registro del asesinato de 3 toros pampa, 2 normando, 13 perros de raza, 24 gallinas ponedoras, 7 ovejas merilin, 2 gatos, 1 capataz y 3 peones de estancia. Del las asesinas, ni rastro.

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MÚLTIPLE ACCIDENTE POR ANIMALES EN LA CALZADA
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Cinco autos, dos camionetas y un ómnibus protagonizaron un múltiple choque en las inmediaciones del zoológico Villa Dolores.

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Dos cebras y un burro fueron los responsables de un múltiple accidente que arrojó varios heridos, dos de ellos de gravedad, el cual se produjo ayer de mañana frente al zoológico municipal. Luego de la violenta colisión, las cebras quedaron en el piso, y aunque perdieron algunas rayas, no sufrieron heridas de consideración. No corrió la misma suerte el burro, quién se llevó la peor parte al ser golpeado en el lomo, por el pesado vehículo de pasajeros.

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Aparentemente ambos animales, dejados ahí la noche anterior por personal municipal, no contaban con las señalizaciones correspondientes, por lo que los individuos afectados, manejan la posibilidad de iniciar juicio a la Intendencia de Montevideo.