Páginas

viernes, 19 de marzo de 2010

SE BUSCA VIVO Y MUERTO: AEDES AEGYPTI

Por Hernán Barrios



La sociedad toda está alerta, y hasta se podría decir que se ha levantado en armas, ante la presencia ya consumada en su seno (y en el resto de las zonas expuestas de su vulnerable anatomía), de un enemigo especialmente molesto y peligroso. El Aedes aegypti, más conocido en las huestes insectívoras del hampa, por su desagradable misión en el mundo, como MTD (mosquito transmisor del dengue).


Este molesto insecto parece que este año ha llegado para quedarse, y hasta ahora han resultado prácticamente infructuosos los denodados esfuerzos de las fuerzas conjuntas por eliminarlo. Aclaro que por fuerzas conjuntas no me estoy refiriendo a policías y militares actuando en comunión, sino a la Intendencia y a la población civil actuando más bien con desesperación.


Ante tamaño panorama, no puedo más que contemplar con asombro y estupor, toda la batería de medidas que se están tomando (por parte del gobierno departamental y a nivel doméstico), para contrarrestar las mortales embestidas de este pequeño enemigo, y me nace esbozar una sonrisa. Ver las cuadrillas de empleados municipales apretujados en la caja de camiones y camionetas, disfrazados de astronautas, con máscaras antigas, y portando como arma una especie de escopeta gigante que tira un chorro grueso de humo blanco, al tiempo que llevan en sus espaldas a modo de mochila un tanque de 50 litros de antídoto, no deja de causarme hilaridad. Además, cuando uno ve a estos señores desplazarse por parques y calles de la ciudad, se nota a las claras que adoptan la misma postura que los científicos de la NASA al momento de enfrentarse a un virus desconocido y mortal; esos que tantas veces hemos visto en películas yanquis. Caminan con las piernas abiertas como si estuvieran paspados, y muy lentamente; tanto que da la impresión de que la fuerza de gravedad fuera mucho menor con ese traje blanco leche puesto, y que tuvieran que pisar bien fuerte para no salir volando.


Las reservas de insecticidas y repelentes en cualquiera de sus presentaciones, se han agotado de sus lugares habituales de venta. Y ante la escasez, casi cualquier cosa viene bien para ser usada como método alternativo de exterminio y/o espantamiento, de estas malignas criaturas.


Las clásicas TABLETAS o PASTILLAS ESPANTAMOSQUITOS se han visto ampliamente superadas por el enemigo, y casi me atrevería a decir que ya no sirven para nada. Es más, estudios realizados en los últimos días en la facultad de química han demostrado que una cepa del mencionado mosquito ha mutado, y ha conseguido utilizar ciertas proteínas existentes en las mencionadas tabletas, a su favor para aumentar de peso y tamaño.


En mi caso particular, les cuento que la otra noche mientras dormía, me despertó a eso de las 4 de la madrugada un extraño ruido a cable pelado, y cuando prendí la luz para ver qué era lo que estaba sucediendo, pude ver cómo dos mosquitos de considerable tamaño (entre 250 y 300 gramos cada uno), salían volando del dormitorio con el aparato de las tabletas entre las patas, en dirección al la cocina.


Los espirales ya son cosa del pasado, y su efecto en los bichos estos es casi nulo. Es más, casi me atrevería a decir que el olorcito ese a porro dulce que tienen la mayoría de ellos, los revitaliza, y hasta se podría decir que les pega para arriba.


Muchas personas –sobre todo las más veteranas- se ha inclinado por el uso indiscriminado de la fuerza bruta, y han vuelto a las viejas pero efectivas PALMETAS, que si bien en sus inicios fueron pensadas para la eliminación inmediata de moscas, tábanos e insectos afines, también han demostrado a lo largo de la historia ser efectivas para todo tipo de alimañas, mamíferos y animales subcutáneos. De todas formas, me han comentado algunos expertos en la materia (ésta de cazar bichos al vuelo), que algunos ejemplares de estos bichos se han avivado de que pueden burlar al enrejado de la palmeta, poniéndose de costado en el momento del golpe, y dejando las alas bien pegaditas al cuerpo. Y no solo eso, sino que se sabe de buena fuente, que estos mismo mosquitos de vanguardia le están pasando el dato al resto de la barra.


Yo no sé hasta cuándo estaremos con este tema del mosquito mortal éste, pero yo por lo pronto, y luego de haber probado infructuosamente todas y cada una de las antes mencionadas formas de exterminio masivo de insectos, le sigo dando duro y pareja a la clásica cachetada al cuerpo, y al monitoreo constante del mismo. Ante la más mínima sospecha y/o molestia en mi epidermis, que me haga presumir la presencia de algún chupa sangre de estos, me pego el manotazo sin asco, y sin pensarlo dos veces. Y no importa en qué parte del cuerpo caiga el golpe, así como tampoco si es verdadera o falsa la alarma; la prioridad es la prevención.


Cuando voy por la calle -y sobre todo si ando ligero de ropas- mis globos oculares van haciendo un constante y exhaustivo examen de mi superficie epidérmica. Y cada pocos pasos, y por si acaso, me pego una trompada en zonas en las que a mis ojos se les complica un poco la tarea como por ejemplo la nuca, o la parte superior de mi bóveda craneana.


Yo confío en que esta invasión no dure mucho más estimados amigos, porque de lo contrario creo que si no me mata el Aedes aegypti, me mato yo mismo producto de las hematomas producidas por la auto golpiza infringida. Ruego al cielo para no tener que llegar a este extremo.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga sin miedo lo que piensa, acá no hay censura de ninguna clase. Le sugiero igual que impere el respeto, en caso contrario difícil que pase.