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lunes, 31 de agosto de 2009

COSAS DE LA CONVIVENCIA (LIMPIEZA)

Por Hernán Barrios


Empecé por éste, porque considero que la limpieza del nuevo hogar, es un tema que ocupa un lugar destacadísimo dentro de las cuestiones domésticas de la nueva pareja.


Yo no me considero un tipo sucio ni mucho menos. Es más, hasta hace un par de años estaba absolutamente convencido de que mi actitud ante la mugre y el desorden, estaba por encima del promedio (si hablamos de hombres, claro está). Pero resulta que llegado el caso, tuve que asumir que en realidad mis habituales prácticas higiénicas no eran mucho más dignas que las de un desalineado indigente. Para mí barrer era pasar la escoba, juntar la basurita en una pala, y acto seguido depositarla en el tarro de la basura. ¡Error! Para ellas barrer es sacar todos los muebles para el patio, pasarles la aspiradora en el tapizado, eventualmente aplicar algún líquido removedor de manchas, sacudir afuera la alfombra, pasar la escoba por el piso sin obstáculos, aspirar paredes y techo, poner cera al piso, esperar que se seque, sacarle brillo, y volver a poner los muebles en el lugar. El resultado a la vista del público, el mismo que logro yo con la escoba, pero la conciencia les queda a ellas muuuucho más limpia.


Y el baño, ni les cuento. ¿Les paso un dato importantes estimados hombres? Las mujeres tienen poderes sobrenaturales para detectar microscópicas gotas de orín en los bordes del inodoro. Lo digo en serio. Nosotros, por más que miremos bien de cerquita, jamás vamos a ser capaces de detectar dichos invisibles desechos urinarios, pero ellas los ven de lejos nomás. Así que mi consejo seguro sobre el tema, es que por más que crean que han apuntado bien el chorro a la hora de vaciar su vejiga, no se confíen, y pasen igual un trozo de papel higiénico por los bordos del recipiente. Esto ayudará a evitar males mayores, como por ejemplo que los traten de convencer para orinar sentados, lo que ya sería perder la poca dignidad que les esté quedando. Igualmente, si no es eso va a ser un rastro de barba en la pileta de no más de 1.5 micrones de largo, pero créanme que el baño va a estar siempre, entre los cinco motivos TOP, generadores de discordia en la pareja.



Como no me quiero extender demasiado, menciono otros al pasar:



Les molesta a ELLAS


Pelos en el jabón de tocador (gastas ½ jabón tratando de limpiarlo)

Calzado en el piso del baño

Toalla de mano arrollada

Agua en el piso

Tapa del inodoro abierta (a nosotros nos molesta cerrada y no decimos nada)


Nos molesta a NOSOTROS


Rejilla de la ducha tapada por sus pelos largos

Ídem desagüe de la pileta

Cientos de frascos en el botiquín

Soporte del papel higiénico vacío

Pasta de dientes apretada por cualquier lado

Planchita y secador encima del lavarropas

Otros



Continúa en 48 hs con LA COCINA.


viernes, 28 de agosto de 2009

COSAS DE LA CONVIVENCIA

Por Hernán Barrios

PRÓLOGO



Realmente, la convivencia es un fenómeno psicosociocultural imposible de entender, hasta que no se vive en carne propia. Nada de lo que te diga cualquier persona que haya pasado por esta experiencia te hará siquiera imaginar, al menos en parte, el baile en el que te estás metiendo. Es algo así como el primer beso; es imposible que alguien te explique a priori, lo que se siente. Tenés que vivirlo.


De nada te servirán como experiencia los años que viviste con tus amigos en aquel desprolijo apartamento del centro. Tampoco los de la pensión, en los que en un período de un año compartiste habitación con media docena de perfectos extraños. Mucho menos, los veinte y pico que pasaste en tu casa materna, bajo el ala protectora de tus padres. Nada. Absolutamente nada de eso te servirá para prepararte para esta nueva etapa.


Pero como soy muy testarudo, igual voy a contar en este post, mi experiencia personal en la materia. Como lo dije antes, estoy convencido de que no va a servir para nada, pero al menos me servirá a mí, para echarme una mirada y ver mi estado de situación. En el remotísimo caso de que algún púber testosterónico con ansias de irse a vivir con su también púber progesterónica novia, gracias a este artículo se tome al menos la molestia de repensar dicha actitud, daré mi tarea en este mundo por cumplida.



*****************************************************************



El primer escollo a salvar en esto de irse a vivir con una dama, estimados amigos, es la elección del barrio en el cual vamos a buscar apartamento. De pique, esto ya no es tarea sencilla.


La tendencia marca que las pretensiones de ellas al respecto son las siguientes: tiene que ser en un barrio céntrico pero no muy ruidoso; cerca de su trabajo y también cerca de la facultad (esto para ir caminando a estos dos lugares y ahorrarse el dinero del boleto; aunque después nunca lo hacen); cerca de un centro comercial, pero con espacios verdes; en un barrio tranquilo, pero con transporte colectivo abundante; cerca de la rambla, pero en una calle no muy ventosa; y en lo posible en un barrio familiar y con poco movimiento, pero seguro y vigilado. Siguiendo estas sencillas directivas, ya estamos en condiciones de ponernos tranquilos, a mirar los clasificados.



Ahora viene la elección del apartamento propiamente dicha.


Sabido es que nosotros los hombres, nos acomodamos en cualquier sucucho que sea barato, tenga baño, y fundamentalmente, espacio para poner el equipo de música, la tele y el home theatre. Pero ellas... necesitan algo más. Teniendo en cuenta entonces las pretensiones básicas de la dama, el apartamento tiene que ser más o menos así: lindo (según su gusto claro), amplio, seguro, luminoso, aireado, moderno, cómodo (esto quiere decir con espacio en el living para recibir una docena de amigas, y en el cuarto para poner un placard en el cual quepa una boutique completa), y no caro. NOTA:*Dejo constancia que la diferencia en pesos entre el barato de los hombres, y el no caro de las mujeres, es de $4000 Uruguayos aproximadamente*. Además, tiene que tener placares en la cocina y el cuarto, terraza para colgar la ropa, baño y cocina hechos a nuevo, estar bien de pintura, sin humedad, tener buena presión de agua, y en lo posible un patio al que le de el sol.


Como se pueden imaginar, las posibilidades de que encontremos un apartamento que reúna todas estas condiciones y en un barrio que también reúna las suyas, son algo escasas. Pero como es sabido que un hombre enamorado hace cualquier sacrificio por satisfacer a su amada, este tipo de infructuosas búsquedas, nuestros jóvenes las inician todo el tiempo. Y justo es decirlo también, muchas veces logran un resultado bastante cercano al ideal.


CONVIVENCIA



La etapa de la búsqueda ha quedado atrás, y los tortolitos están prontos para comenzar a transitar un camino juntos.


No es mi intención romper la ilusión de aquellos que están en esta etapa, pero siguiendo el estilo de vida que me caracteriza y al cual me rehúso a dimitir, las cosas las tengo que decir como son. Amigos, no todas serán flores en el silvestre jardín de la convivencia. Habrá piedras, cardos, y hasta venenosos insectos que intentaran afearlo y hasta destruirlo.


Hecha esta pequeña salvedad, intentaré a continuación crear un retrato, lo más fiel posible, de los pro y los contra de la convivencia.


Como principio tienen las cosas, debo decir que el primer problema al que nos debemos enfrentar los hombres inmediatamente después de mudarnos, es al de la ubicación de los muebles. El problema en realidad no es la diferencia de criterios con ella a la hora de ubicarlos, ya que a nosotros nos da lo mismo que el mueble esté contra una pared u otra, sino la indecisión de la dama en este sentido. El primer día te hace correr 18 veces la mesa ratona de lugar, 15 veces cambiar la orientación del juego de living, y 5 el juego de dormitorio. Y vos que ya venís cansado por haber tenido que cinchar como un loco con la mudanza, no estás para soportar mucho lleve y traiga. Junto con esto viene el tema de los adornos, y sobre todo el de los cuadritos. Ah... los cuadros son un temón. “Amor, me ponés un clavito para colgar este cuadrito”- te dice con vos dulce y tierna. Y allá vas vos con el martillo y la bolsa de clavos a colgarle el cuadro. “¿Dónde lo querés, corazón?”-le decís con vos suave y servicial, y con el pecho hinchado por estrenar el papel de Mc Giver de la casa. Y ahí empieza la milimétrica búsqueda del lugar ideal; “¿por ahí?”; “no, más arriba”; “¿ahí?”; “un poquito más abajo”; “¿por ahí?”; “¿a ver más a la derecha?”; y así sucesivamente por un tiempo no menor a 8.5 minutos. NOTA: *Se producirá un diálogo muy parecido un poco más adelante en el tiempo, cuando haya tomado más confianza y te pida que le rasques la espalda*. Saquen la cuenta que si tenemos que colgar unos 10 cuadritos, se nos va un rato importante, además de una porción grande de paciencia, claro.


Luego surgirán algunos inconvenientes de poca monta, a la hora de colocar los adornitos en la casa. Te advierto amigo que vas a tener alguna complicación, si intentás colgar en el living tu pintura en arpillera del Ché, la medalla de NIKE que te dieron por haber salido en el lugar 2014 de la maratón, o el cuadrito con la cara de tu santa madre. Vas a tener que deshacerte a su vez -siempre en pos de no generar conflicto con tu novel cónyuge-, de tu colección de revistas MUY INTERESANTE, la cual juntás desde los 14; de los peluches (prueba irrefutable de antiguas, y no tan antiguas conquistas amorosas); de los championes viejos y destartalados esos que tanto querés; de tu gastada campera de jean, y de las botas tejanas (las que no usás desde hace 15 años, pero que igual estabas guardando por si volvía la moda).


Para resumir un poco la cuestión ornamental, la casa en definitiva se verá como ella quiera que se vea. En las paredes, en lugar del lienzo de MAFALDA, SABINA y el CHE GUEVARA, habrá una moderna y armónica serie de cuadritos de arte abstracto contemporáneo, que aunque no significan nada en lo absoluto, según ella quedan lindos. Y si hay un cuadro al que realmente aprecias y te pones firme en la decisión de colgarlo, ella al final cederá, y te ofrecerá gentilmente colgarlo en aquella pared poco iluminada que queda junto al baño de servicio, y por la cual rara vez pasa ser humano alguno. Y es eso o nada estimado colega, así que más vale que lo aceptes.


Y así ocurrirá, aunque no lo quieras, con todas y cada una de las cosas que caigan bajo el rubro adorno. Esto sucede, porque según ellas nosotros los hombres estamos incapacitados para discernir si un objeto es lindo o feo, o para combinar colores y texturas. Por lo tanto cosas importantes como el color de las paredes, de las cortinas, del acolchado y hasta del papel higiénico, serán dictaminadas indefectiblemente por la señorita.


En este punto del relato, y ya para pasar de plano a otros temas importantes de la convivencia, voy a tomarme la libertad de contar una infidencia. En mi caso, la ÚNICA; sí, la única batalla que recuerdo haber ganado en mis casi dos años de convivencia con mi señorita novia, es la del lugar de la cama. Y eso, porque la disputa se realizó antes de mudarnos, y amenacé con no irme a vivir con ella si no se me respetaba esa mínima condición. Porque estoy seguro de que si la lucha por el lado derecho de la cama se hubiera realizado una vez hecha la mudanza, también la habría perdido.


Bueno, vamos entonces a enfocarnos ahora, en algunas de las más importantes reyertas con las que tendrán que lidiar estimados contertulios, en pos de tener una vida feliz junto a su ser amado. A fin de hacer más sencillo el entendimiento de dichos desencuentros, y para evitar malos entendidos, los voy a agrupar por temas.



LIMPIEZA


Continúa en 48hs...

SEIS MENOS CINCO

Por Hernán Barrios

Como comenté en la presentación de esta serie de artículos etiquetados bajo el nombre “clorosis, cortitos y al pié”, he pasado muchos años de mi vida relacionándome comercialmente con la gente. Y si una cosa trato de no hacer bajo ninguna circunstancia, es entrar a un local comercial cinco minutos antes de que cierre.


Los que han estado del lado de adentro del mostrador sabrán bien de lo que estoy hablando. El resto de los mortales no tienen por qué saberlo, pero en el comercio –sea del ramo que sea- ocurre un fenómeno sociológico que creo que hasta ahora, dicha ciencia no ha podido explicar. Aproximadamente 15 minutos antes de que cualquier comercio cierre, siempre hay un grupo de entre 5 y 10 personas, que entran todas juntas.


Muchas dirán que estoy exagerando, pero yo les juro que es así. Desde dentro del comercio, da la sensación de que dichas personas pactan reunirse a una hora determinada en la esquina, y que llegado el momento, entran en malón. Yo he llegado incluso a preguntarles a ellos mismos (a los clientes), si realmente estaban juntos en algún lado, y todos me han contestado indefectiblemente que no. Pero yo igual tengo mis dudas.


Y luego están los que toman como costumbre llegar unos pocos minutos antes del cierre, aprovechando que a esa hora suele casi no haber gente. Y esos sí que me ponen de muy mal humor. Porque eso es no tener la más mínima conciencia de que el que te atiende, es una persona como vos, que seguramente tiene familia, y que está deseando llegar a su casa lo antes posible.


A cualquiera le puede pasar que una vez se le haga tarde, y que lo que necesita es realmente urgente y no puede esperar a mañana. Pero a los que se les hace costumbre ir a esa hora, cuando la mayor parte de los comercios están abiertos desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, me parecen realmente malas personas.



Y por supuesto, las trato como corresponde: como malas personas.


jueves, 27 de agosto de 2009

CLEPTÓMANO

Por Hernán Barrios

Todo comienza con una frase como ésta:


¿Tendrás una lapicera para prestarme que la dejé en el auto?


A partir de ahí la historia se repite casi sin excepciones. En realidad, la lapicera no la quieren para escribir sino para tachar de la lista lo que van comprando, o sea que mejor sería una goma. Pero bueno, el asunto es tener una lapicera.


El problema es que a medida que se desarrolla la compra, se ve que el aparato escritoril se va amalgamando de tal manera con su portador, que terminan siendo una sola persona. Y al final, sucede indefectiblemente lo que a continuación relato.


El cliente se levanta de la silla, se da media vuelta y se va.

VENDEDOR_ ¡Señor...! ¿Me permite la lapicera por favor?


De 10 lapiceras que me intentan robar, rescato 6. Las 4 restantes se escapan en un descuido. ¿Que le vamos a hacer?


martes, 25 de agosto de 2009

LA GOLONDRINA

Por Hernán Barrios

Cierta vez, hubo una inundación en un inmenso bosque. El coro de nubes, que debían anunciar la vida, esta vez anunció la muerte. Los grandes animales, para no ahogarse, huyeron dejando incluso a sus crías detrás. Arrasaban con todo lo que encontraban a su paso. Los animales más pequeños seguían sus rastros. De repente, una pequeña golondrina, toda mojada, apareció a contramano buscando a quién salvar.


Las hienas observaron la actitud de la golondrina que les pareció muy llamativa. Le dijeron: “¡Estás loca! ¿Qué puedes hacer con un cuerpo tan frágil?” .Los buitres graznaron: “¡Utópica! ¡Date cuenta de tu propia pequeñez!”. Por donde pasaba la frágil golondrina, era ridiculizada. De todos modos, ella seguía buscando atentamente a alguien para rescatar. Sus alas se movían fatigadas, cuando vio a un picaflor pichón debatiéndose en el agua, a punto de ahogarse. Aunque nunca había aprendido a nadar, la golondrina se arrojó al agua, y con mucho esfuerzo, tomó al pequeño pájaro del ala izquierda. Después, salió volando con el pajarito en el pico.


Cuando alzó vuelo, encontró a otras hienas que no tardaron en decir: “¡Loca! ¡Quieres ser una heroína!”. Pero ella no se detuvo; estaba muerta de cansancio pero solo descansó después de dejar al pequeño picaflor en un lugar seguro. Horas después, se encontró con las hienas debajo de una sombra. Mirándolas a los ojos, les respondió: “Solo me siento digna de mis alas si las utilizo para hacer que los otros vuelen”.



Texto extraído del libro EL VENDEDOR DE SUEÑOS de Augusto Cury.


PERFECTO CASTELLANO

Por Hernán Barrios


Suelen presentarse algunas dificultades comunicacionales bastante comunes, en el diálogo entre el cliente y el vendedor. Pero hay una de ellas, que por tonta, no deja de sorprenderme.



EJEMPLO PRÁCTICO I


CLIENTE_ Waffle Pirulo. ¿Qué sabores tenés?

VENDEDOR_ Chocolate, frutilla y dulce de leche.

CLIENTE_ ¿Vainilla no tenés?


Esteee... a ver. ¿Qué parte de los sabores que tengo no entendiste? Vos me hiciste una pregunta puntual, y yo te respondí con una respuesta puntual. No hay lugar para malas interpretaciones. ¿Por qué complicamos un diálogo sencillo y elemental?



EJEMPLO PRÁCTICO II


CLIENTE_ ¿Cuál es la pila más barata que tenés?

VENDEDOR_ Sony.

CLIENTE_ ¿Cuánto sale?

VENDEDOR_ 3 pesos cada una.

CLIENTE_ ¿Otra más barata no tenés?


Bueno, la misma reflexión del ejemplo I. Si me estás preguntando cuál es la más barata y te estoy contestando, ¿por qué razón extender el diálogo más allá de lo necesario?



Ay ay ay... seres humanos. ¡Qué invento!



domingo, 23 de agosto de 2009

ADSL LENTO

Por Hernán Barrios

Aunque a la luz de algunos de mis artículos no lo parezca, las personas que me conocen personalmente saben que soy una persona tranquila, moderada, y hasta paciente. En realidad, quizás sea tan calentón como el que más, pero desde siempre he tenido la costumbre de no manifestar mis emociones iracundas, sino hasta que me pasa el agua. Y éste es uno de esos momentos.


La culpable de mi enojo en este caso no es una mujer, y tampoco la garantía de mi nuevo televisor comprado en Motociclo. Esta vez la gota que derramó el vaso es nada más y nada menos, que MI CONEXIÓN A INTERNET (ADSL libre).



El tema es así.


Hace algún tiempo firmé un contrato con ANTEL en el que en líneas generales yo me comprometía a pagar alrededor de 500 pesos por mes, a cambio de un conexión libre a Internet de 512 kb de bajada, y 128 kb de subida. Según lo que yo, con mis modestos conocimientos a nivel usuario sobre el tema tenía entendido, esa velocidad podía oscilar dentro de ciertos parámetros, dependiendo de algunos factores. Entre los más influyentes, quizás estuviera la cantidad de usuarios conectados en ese momento.


El problema en realidad es que la dichosa velocidad de conexión prometida, jamás se cumplió. Ni a las 4 de la tarde, ni a las 4 de la mañana. Ni entre semana, ni los fines de semana. Ni siquiera en semana de turismo, que no queda ni mi abuelo en Montevideo, así como tampoco en pleno enero. Igual durante muchos meses mantuve la esperanza y busqué excusas para conformarme, y de paso para quitar algo de responsabilidad al ente Estatal. “Debe ser una cuestión momentánea por tareas de mantenimiento”- me decía convencido, al tiempo que seguía esperando un súbito arranque de mi computadora que nunca llegó.


Con el tiempo he ido aprendiendo algunas cuestiones referidas al tema, y me he enterado, entre otras cosas, de que no soy el único que tiene este problema. En realidad, todas las personas que contratan el servicio de ADSL, en mayor o en menor medida, son víctimas de este “robo virtual”.


Intentaré ser más gráfico. Imagine querido lector que usted pagara una tarifa fija a UTE por el servicio de energía eléctrica, y recibiera a cambio una tímida lucecita que no alcanzara ni para leer el diario. A usted lo estarían robando, porque le aseguran una cosa, le cobran por esa cosa, pero le dan mucho menos. Bueno, lo mismo sucede en este caso. Lo que pasa es que como los que usamos Internet en Uruguay todavía no somos tantos como los que usamos luz, y además de eso se ve que somos todos bastante mansos, ANTEL aún no se ha visto forzado a solucionar de alguna manera el tema, y sigue vendiendo tranquilamente un servicio que en realidad lejos está de ofrecer. Eso, por no mencionar el hecho de que el monopolio que ANTEL tiene sobre los servicios de Internet, lo hacen dueño y señor de sus acciones, y por ende de sus precios y calidad de sus servicios.


Pero como las palabras pueden ser o no ser, plasmo a continuación en imágenes el fenómeno al que hago referencia.






Según me ha comentado gente que sabe del tema, parece ser que el problema radica en una sobreventa del servicio. ANTEL cuenta con un caudal máximo y fijo de información para hacer pasar por sus cables de fibra óptica, que es el que Uruguay ha comprado a su proveedor de INTERNET. Y ese caudal debe repartirlo entre todos sus usuarios, adjudicándole a cada uno, la cuota del servicio al cual se ha suscripto. Pero claro, ese caudal de información tiene un límite. Si ANTEL compra siempre la misma cantidad de INTERNET, pero sigue agregado usuarios a su RED, cada vez nos va a tocar una porción más chica de la torta a cada uno de nosotros. Yo creo que habría que avisarle al ente Estatal, que el milagro de los panes y los peces, ocurrió hace ya algún tiempo, y está bravo para que se repita.


Además, tengo entendido que encima, y debido a una desinteligencia gubernamental ocurrida hace algunos años, cuando instalaron por debajo del océano Atlántico el cable maestro de Internet, que viene desde USA y abastece a toda América del Sur, Uruguay no quiso sacar un ramal desde el mismo, por haber considerado muy costosa la operación, y además porque la creyó innecesaria para la época. Cero visión de futuro, ¿no? Tiempo después, tuvo que subcontratarle el servicio a Brasil y Argentina. De esta manera, Uruguay está conectado al mundo por medio de un pequeño capilar, en lugar de hacerlo desde la arteria principal, con las obvias limitaciones que esto conlleva.


En definitiva, y como para redondear el tema, cuando de acuerdo a lo pactado por contrato, ANTEL debería asegurarme una velocidad de descarga de poco menos de 64 kb por segundo, resulta que en realidad raras veces llega a 30 kb/s. Eso cuando anda rápido; pero si tomamos en cuenta que en realidad la mayoría de las veces anda a 9, 10, 12 y 15 kb/s, el promedio no pasa jamás de 12kb por segundo, lo que como podrán ver, es algo así como 1/5 de lo que me corresponde. ¿Me están robando o solo me parece?


Para terminar el artículo con otro ejemplo que resume claramente el asunto, les cuento que el otro día un amigo se compró un modem inalámbrico de MOVISTAR, adquiriendo un paquete de INTERNET que incluye 1G de descarga por mes, a una velocidad de 512 kb (igual que la mía). Solo para corroborar mis sospechas, pusimos a descargar al mismo tiempo, él en su casa y yo en la mía, un mismo archivo. El tiempo estimado de descarga de mi conexión era de 3hs 20 mins. El de mi amigo, 38 minutos.




Este último cuadro refleja la velocidad de conexión en este momento. Véase que donde debería decir 0.512 dice 0.12, y donde debería decir 0.128 dice 0.04.


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sábado, 22 de agosto de 2009

EL PREGUNTÓN

Por Hernán Barrios

Hay personas que necesitan asegurarse de tal forma de las características de lo que están comprando, que al final pasan por ridículas y molestas.


Si vos una de esas y vas al súper, y encima no tenes otra cosa que hacer en la vida, pasate todo el día si querés, leyendo y aprendiéndote de memoria las etiquetas de los productos. Fecha de vencimiento, composición, contenido en grasas, etc., etc. Mientras el supermercado no cierre, vos dale nomás.


Pero si sos un almacenero que vende papas y boñatos y vas a un comercio mayorista, no podés pasarte toda la mañana haciéndole preguntas absolutamente intrascendentes al vendedor, ante cada producto que vas a comprar. Primero, porque atrás tuyo hay un montón de gente esperando para ser atendida. Y segundo, porque el saber tanto sobre la “lata de arvejas” no va a aumentar tu venta ni en medio peso.



EJEMPLO PRÁCTICO


CLIENTE_ ¿Arvejas tenés?

VENDEDOR_ Si. Tengo una marca nueva que se llama PIRULITA y te sale 8 pesos.

CLIENTE_ A mirá, ¿y cuánto trae?

VENDEDOR_ Doscientos gramos, igual que las otras.

CLIENTE_ ¿Y tiene abre fácil?

VENDEDOR_ No, no. Es abre difícil nomás.

CLIENTE_ ¿Y quién la importa?

VENDEDOR_ Este... PIRULITA importaciones.

CLIENTE_ Che... ¿y qué tal será?

VENDEDOR_ Pah... vos sabés que yo no la probé, pero se está vendiendo bien.

CLIENTE_ ¿Y el grano es del mismo tamaño que las otras?

VENDEDOR_ ¿El grano? El grano es tamaño arveja nomás.

CLIENTE_ ¿Y son al agua?

VENDEDOR_ (No... si van a ser al vino tinto) Al agua, si claro.

CLIENTE_ Bueno... y de fecha de vencimiento, ¿cómo andará?

VENDEDOR_ Mirá (ya re podrido obvio), entró hace 3 días, así que debe tener como 2 años, que es el tiempo que traen estas cosas.

CLIENTE_ ¿Cuánto me dijiste que salía?

VENDEDOR_ 8.

CLIENTE_ Bueno, este... dame 1 lata para probar.


viernes, 21 de agosto de 2009

TREINTA Y SIETE... TREINTA Y OCHO...

Por Hernán Barrios


No he podido aún darle una explicación científica al fenómeno, pero la experiencia me dice que hay un porcentaje realmente importante de gente a la que se le pasa el número.



El proceso es tan complicado como esto:


1) Entrar y sacar un número.

2) Sentarse a esperar que llegue dicho número.

3) Cuando eso sucede, levantarse y hacer el pedido.



Parece sencillo, pero a muchas personas se les presentan problemas varios para el cumplimiento de estos tres pasos.


Uno muy común es que luego de haber estado esperando, generalmente por unos cuántos minutos, y ante el llamado de un número, el tipo se despacha con una frase similar a éstas:


-“Ah... yo no sabía que había que sacar número, pero hace rato que estoy esperando”.

(Seguro, antes atendíamos por orden de altura viste, pero teníamos problemas porque se nos llenaba de enanos).



O sino:


-“Ah... yo no sabía que había que sacar número. ¿Dónde están?


(Al ladito de la puerta están; entrás y poco menos que te los llevás por arriba, hermano. Habíamos pensado en ponerlos en una caja fuerte así nos duraban más, pero como somos muy buenos, al final los dejamos ahí nomás. Igual siempre hay algún boludo que no los encuentra).


O sino lo más común es que se les pase el dichoso número. Eso, a pesar de que hay un aparato grande con números rojos que cada vez que cambia hace “ding-dong”, y que el vendedor que llama ese número pega un grito de no menos de 120 Hz, por si alguien no está mirando el numerador.


VENDEDOR_ Treinta y sieeeete... treinta y ooooocho... treinta y...


CLIENTE_ Ahh... yo tengo el treinta, ¿se me pasó?


(¡No señora, que se le va a pasar! Si nosotros cantamos cualquiera. Ahora llegamos al 40 y arrancamos para atrás, ¿le parece? O sino se puede poner en la cola de los retrasados mentales que es aquella).