Páginas

martes, 25 de agosto de 2009

LA GOLONDRINA

Por Hernán Barrios

Cierta vez, hubo una inundación en un inmenso bosque. El coro de nubes, que debían anunciar la vida, esta vez anunció la muerte. Los grandes animales, para no ahogarse, huyeron dejando incluso a sus crías detrás. Arrasaban con todo lo que encontraban a su paso. Los animales más pequeños seguían sus rastros. De repente, una pequeña golondrina, toda mojada, apareció a contramano buscando a quién salvar.


Las hienas observaron la actitud de la golondrina que les pareció muy llamativa. Le dijeron: “¡Estás loca! ¿Qué puedes hacer con un cuerpo tan frágil?” .Los buitres graznaron: “¡Utópica! ¡Date cuenta de tu propia pequeñez!”. Por donde pasaba la frágil golondrina, era ridiculizada. De todos modos, ella seguía buscando atentamente a alguien para rescatar. Sus alas se movían fatigadas, cuando vio a un picaflor pichón debatiéndose en el agua, a punto de ahogarse. Aunque nunca había aprendido a nadar, la golondrina se arrojó al agua, y con mucho esfuerzo, tomó al pequeño pájaro del ala izquierda. Después, salió volando con el pajarito en el pico.


Cuando alzó vuelo, encontró a otras hienas que no tardaron en decir: “¡Loca! ¡Quieres ser una heroína!”. Pero ella no se detuvo; estaba muerta de cansancio pero solo descansó después de dejar al pequeño picaflor en un lugar seguro. Horas después, se encontró con las hienas debajo de una sombra. Mirándolas a los ojos, les respondió: “Solo me siento digna de mis alas si las utilizo para hacer que los otros vuelen”.



Texto extraído del libro EL VENDEDOR DE SUEÑOS de Augusto Cury.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga sin miedo lo que piensa, acá no hay censura de ninguna clase. Le sugiero igual que impere el respeto, en caso contrario difícil que pase.