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viernes, 2 de abril de 2010

¿DÓNDE ESTÁ ELISA?

Por Hernán Barrios


Hace ya varias semanas que estaba por dedicar unas pocas líneas a éste tema, pero realmente no había encontrado el momento apropiado para hacerlo. Hoy viernes santo y con la compañía de un recién aprontado mate amargo, lo encontré. Es que no es un tema tan urgente y grave como para hacerme posponer otros en pos de dedicarle un espacio, pero si lo suficiente como para no dejarlo pasar. El asunto es así.


Desde hace varios meses, los habitantes de Montevideo y zonas aledañas (no tengo conocimiento de si en el interior del país también sucedió) comenzamos a ver en ciertos lugares de la ciudad, carteles similares al que arriba se muestra. El mismo da cuenta de una chica extraviada, y no aporta más datos que su nombre: ELISA. Como era previsible, esto generó en mí –por lo que asumo que también lo hizo en la gran mayoría de los ciudadanos-, cierta incertidumbre acerca del origen de este cartel. Si bien era tan solo una hoja tamaño A4 impresa en calidad media, como lo podría hacer cualquiera de nosotros en nuestra casa, si me llamó la atención el gran rango geográfico que cubría. De todas formas, asumí que esto se debía quizás a un alto poder adquisitivo de la familia de la chica perdida, que les había permitido, no solo imprimir un gran tiraje de copias de dicho volante, sino también contratar personas para que lo distribuyeron por diferentes zonas de la capital.


El asunto es que hace unas pocas semanas nos enteramos, de que el famoso cartelito de la niña perdida no era otra cosa, que la primera instancia de una campaña publicitaria creada para anunciar la llegada de una nueva telenovela: ¿DÓNDE ESTÁ ELISA? Si bien es cierto que este tipo de publicidad, además de ser económica suele ser bastante efectiva para generar curiosidad e intriga, además de construir una especie de cimiento o piso en la conciencia de la gente, generando una base más firme y segura sobre la cual asentar posteriormente el producto, es la primera vez que (al menos por estas latitudes) la usan con un tema tan delicado.


Desde mi punto de vista, considero que con esta acción a la agencia de publicidad (que lamentablemente no he podido descubrir cuál es) se le fue la mano. Me parece a mí que la misma no midió consecuencias a largo plazo a la hora de planificar dicha campaña, y si lo hizo, las desestimó. Una cosa es crear intriga en el público objetivo con mensajes misteriosos o nombres aparentemente sin sentido, pero otra bastante distinta es planificar concientemente una mentira. Máxime cuando esa mentira toca un tema tan escabroso y duro como lo es una persona desaparecida. Todos sabemos de qué estoy hablando.


No me voy a extender mucho más sobre el tema, porque lo que quería en realidad era dar un pequeño y silencioso tirón de orejas al ideólogo de esta campaña publicitaria, dando mi opinión sobre el tema. Todos sabemos que los medios de comunicación masiva, entre los cuales se encuentran las agencias de publicidad, tienen la sartén por el mango, y son capaces de generar en la gente conceptos, conciencia, y hasta certezas, a voluntad. Es por esto que deben ser muy cautelosas a la hora de sacar una campaña a la calle. ¿Qué pasará por mi cabeza de aquí en más, cada vez que vea un cartel pegado en un árbol con la cara de una persona perdida? Es bastante probable que se me genere al menos, la duda de su veracidad.


¿No sería quizás adecuado/conveniente por parte de las autoridades competentes, generar alguna traba legal que impida a las agencias de publicidad pergeñar y llevar a la práctica cierto tipo de publicidad?


Creo que es un tema al menos para que lo consideremos.



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