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martes, 30 de octubre de 2007

INVITACIÓN.

Por intermedio de la presente tengo el honor de invitarlos al meeting a realizarse en homenaje al nuevo "bulo" sito en la dirección más abajo mencionada el cual tendrá lugar el día de hoy ( 30/10/07 ) a las 20hs. El mismo constará de una entrada con una infusión herbácea acompañado de algún elemento galletezco como para hacer piso. Acto seguido el plato principal será una mezcla de carne bobina, porcina y vacuna amalgamada y condimentada dentro de un tubo semi-plástico de aproximadamente 15cmts. de prolongor cortado meticulosamente en porciones y/o rodajas de 1.5 cmts. para que puedan así ser cómodamente introducidas, junto con una porción de pan del mismo tamaño en la cavidad bucal y comenzar a formar así el bolo alimenticio. El alimento antes mencionado podrá ser remojado a voluntad por algún elemento en estado líquido burbujeante y/ espumante según el gusto del comensal.

Sin más y esperando desde ya contar con vuestra augusta presencia se despide atentamente:
Charly Good.
(chef internacional/gastrónomo/astrólogo/gastroenterólogo)

DIRECCION: THOMPSON 3095 APTO.105 ESQ. LUIS A. DE HERRERA.

PROYECTO CUÑADO.

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Con el noble y sublime propósito de rescatarlo del ostracismo en que se encuentra sumergido, y atendiendo a los continuos reclamos de la comunidad internacional que han hecho de su momentánea desaparición una cuestión de estado, es que emprendo esta cruzada. En vista de que el procedimiento a emplear ha dado excelentes resultados cuando ha sido utilizado a especimenes en circunstancias similares, no se me ocurre una mejor manera de sacarlo de su monotonía, que realizar una incisión gramatical profunda todo a lo largo y ancho de su esbelta anatomía. Con la íntima esperanza de que tales esfuerzos tengan como corolario el regreso del mencionado sujeto a las huestes informáticas, es que procedo, contra mi voluntad, a intervenir.
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En líneas generales, podríamos decir que mi cuñado es una persona flaca y alta como caña de bajar higos. Básicamente, es del tipo rascatecho. Será por eso quizás, que últimamente han comenzado a asomar en su inalcanzable e inexpugnable corteza craneal superior, ciertas retiradas capilares de carácter urgente e imprevisto, que no hacen otra cosa que acentuar su natural similitud con un larguirucho monje tibetano. Eso sin mencionar esa protuberancia abdominal de forma anillo-helicoidal que hace las veces de flotador natural, que dos años y pico de intensa gimnasia no han sido capaces de destruir. Como diría mi padre, parece una víbora que se ha tragado un sapo. De andar cansino y porte bonachón, tiene le extraña particularidad de caerle bien a las personas que lo conocen. Salvo a mí, claro está, en primera instancia, ya que el tipo no tuvo mejor idea que aparecer a las siete de la mañana borracho y descaradamente abrazando a mi única hermana, a la salida de un boliche bailable. Pero bueno, eso es parte de un pasado oscuro que a diario me empeño en enterrar.
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Dentro de sus virtudes mas destacadas, podríamos mencionar una aguda excelencia para los deportes extremos. Supe de buena fuente que en su más tierna infancia, cuando transitaba vigorosamente los 7 u 8 años de edad, fue campeón barrial de arrimadita y tapadita categoría cebollitas, y que ya en los primeros años de liceo se destacó en salto largo, (con esas kilométricas extremidades inferiores no es ningún mérito) y en lanzamiento de jabalina. El hacía de jabalina, claro está. Y después vino el fútbol. Cuentan las crónicas de la época, que al principio lo probaron de arquero. Pero parece que desistió de tal emprendimiento luego de haber comprobado, por ensayo y error, que sus 35 centímetros de cogote no le permitían permanecer erguido debajo de los 3 palos, sin darse la cabeza contra el travesaño. Así, al final llegó a su puesto definitivo en el campo de juego, defensor. Dicen que contaba, dentro de sus más poderosas armas, con una patada arrolladora. Lástima, cuentan, que pocas veces le acertaba a la pelota, por lo que los receptores de tan certeros latigazos físicos no eran otros que sus contrarios, cuando no sus propios compañeros de equipo. Fue por esta razón que rara vez alcanzó a estar mas de 17.5 minutos dentro de la cancha. Lo que nunca pude entender, es el hecho de que no lo hayan probado como delantero, ya que de lejos se apreciaba que tenía olfato de goleador. Pero el tema olfativo será tratado en su momento, ya que tiene connotaciones por demás especiales.
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De mirar tranquilo y actitud reflexiva, es por demás difícil sacarlo de sus casillas o hacerlo montar en cólera. Supongo que éste fenómeno se debe a que la casilla que lo alberga es realmente extensa, y a que “cólera” inicia seguro una feroz retirada cuando ve venir a semejante urzo con intenciones de montarla. Solamente incrementa en un par de decibeles sus emisiones vocales, cuando se ve involucrado en la estoica tarea de rescatar a sus señora esposa del transe epiléptico provocado por el encuentro de ésta, con un ejemplar de filum artrópodo de las familia de los insectos, mas conocido como cucaracha. Entre sus dones más notorios, se encuentra una exquisita habilidad para el dibujo a mano alzada. Si hasta me parece verlo sentado en su mesa de trabajo, haciendo magia sobre el papel con su mano derecha, y manteniendo al mismo tiempo magistralmente erecta y apuntando al techo la otra, (mano), en una clara señal de alzamiento húmero-falángeo. Tengo el honor de contar entre mis bienes más preciados, con un retrato de Joaquín Sabina que me obsequió poco antes de comunicarme que se iba a cazar con mi hermana, y del cual tengo que reconocer que le quedó igualito… a Fito Páez. Hábil cocinero y cebador de mate. He tenido el honor de haber puesto más de una vez a consideración de mis papilas gustativas, unos tucos de pollo que no tienen gollete ni parangón. Y si lo tienen, son realmente mínimos e insignificantes. Y el mate, siempre espumoso. Es tanta la habilidad que este individuo ha desarrollado con el correr del tiempo en el arte de cebar mate, que la yerba siempre está nuevita. Con decirles que tiene una cebadura de yerba Canarias desde septiembre de 2002, poco antes de que se desatara la crisis económica en la región, y le sigue dando vueltas el tipo. Y no por machete, sino por puro habilidoso nomás.
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Pero me quiero detener en una característica que lo despega varios cuerpos de cualquier mortal que intente igualarlo. Es una propiedad inñata que lo distingue del resto de los de su especie, le otorga un perfil por demás definido, y lo convierte en una persona de grandes aspiraciones. Me estoy refiriendo a su sublime, prominente y para nada despreciable apéndice nasal. Haciendo un poco de trabajo periodístico de investigación, tuve la oportunidad de entrevistar a la partera que lo trajo al mundo, la cual me confirmó el hecho de que su ya por entonces encumbrado naso, nació como 15 minutos antes que el resto de su osamenta. De la misma fuente nos enteramos que de dicho miembro se prendieron a manos llenas, todos y cada uno de los integrantes del equipo médico involucrado en el parto, además de un par de auxiliares de servicio que acertaron a pasar por el lugar. Cuentan que, en el fragor de la lucha, a uno de los médicos se le resbaló el estetoscopio, el cual fue a caer justo en el interior de una de aquellas gigantescas fosas nasales, desapareciendo sin dejar rastro. Fue allá como a los 8 años, mientras atravesaba una porfiada gripe otoñal que lo tenía a mal traer (al grupo familiar), que por causa de un estornudo con características de tifón tropical, el utensilio médico salió peligrosamente disparado cual boleadora supersónica y quedó enganchado en lo alto de una torre de alta tensión, a unos cuantos cientos de metros de su casa. Pero más allá de esto, yo estoy convencido que no es que el amigo tenga una nariz tan grande, lo que sucede es que tiene la cara 20 o 25 centímetros mas atrás de donde debiera estar. Narciso, Nazario o Nazareno, eran los nombres que manejaron sus progenitores a la hora de inscribirlo, pero un juez objeto tales apelativos, habido cuenta de que, según él, esto podría generarle algún tipo de inconveniente integrativo a la hora de la inclusión social. Y así fuero creciendo ambos, su naso y él. Ya de chico sus maestros hicieron notar a sus padres que era un niño que aspiraba a más. Fue por esta razón que al menos dos veces por semana lo mandaban en penitencia al rincón, no porque se portara mal, sino para que les aspirara las pelusas y las telas de araña que allí se juntaban. Ya más grande tuvo un pequeño inconveniente alérgico, y aunque los médicos no se explicaban cómo, llegó en un momento a tener la nariz tapada. Hay que ponerle unas gotitas nasales, alcanzó a recetar el otorrino actuante, emitiendo así una orden para adquirir un tanque de 200 litros del mencionado medicamento, así como también una bomba eléctrica y una manguera de bomberos, especialmente esterilizada para la ocasión, a fin de poder administrarle la solución salina de manera adecuada. Pero más allá de esta pequeña imperfección cartilaginosa, debo decir –nobleza obliga- que mi cuñado es un buen tipo. Es por eso que yo lo aprecio tanto y lo trato como si fuera un ser humano más. Con decirles que para su último onomástico, y dados los fríos reinantes en nuestro país actualmente, tuve la oportuna idea de obsequiarle 2 juegos completos de sábanas Teka de 2 plazas tamaño King-size de puro acrocel, para que tuviera con qué sonarse el naso en caso de resfrío. Eso sin contar la semana en un hotel céntrico que de paso obsequié a mi hermana por si, llegado el caso de que dicho resfriado se concretara, tuviera que evacuar la casa.
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Realmente, y como a esta altura del relato ya será de público conocimiento, no tengo más que un gran puñado de cosas buenas que decir de mi cuñado. Es por esto, y porque lo quiero como a un hermano, que deseo fervientemente que luego de leer éstas cariñosas líneas dedicadas a su persona, sacuda la modorra de sus dedos y nos dedique a todos algunas inspiradas líneas de esas que hace tanto tiempo nos escatima. Considerando así terminada la intervención, guardo con el resto de los petates mi bisturí gramatical y convido al paciente a una próxima consulta con fecha y hora a determinar, a fin de realizar la correspondiente costura de la herida en cuestión.

CARTA A MI HERMANA

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Marzo de 2065
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“Casi no recuerdo ya el día que nos dejamos de hablar. Sí recuerdo que era un tiempo de confusión y cambios. Eramos jóvenes. Demasiado jóvenes quizás, como para tener plena conciencia de cuán importantes son algunas cosas en la vida y cuán insignificantes otras. Teníamos la impronta y la intolerancia propia de dos cuerpos fuertes y casi indestructibles. Tanto, que nos creíamos absolutamente autosuficientes. Eramos muy jóvenes.”
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“De niñas éramos carne y uña. Todo el día juntas y cómplices. Recuerdo como si fuera ayer aquellas vacaciones en el campo, en la casa de los abuelos. Cómo nos divertíamos entonces! O yendo juntas a la escuela. Podría decirse que éramos inseparables. Nos peleábamos, claro, como todos los hermanos, pero jamás nos hubiéramos podido imaginar en ese entonces la vida de una sin la otra. Luego vinieron los otros hermanos. Los queríamos mucho, pero nuestra relación continuó siendo especial. Podría decirse que coexistía en forma paralela a todo lo demás. Y era hermoso. Especial. Mágico.”
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“Casi sin darnos cuenta crecimos. La vida nos alejó de nuestros padres y de nuestros afectos. Atrás dejamos una vida de niñas y empezamos a recorrer el nada sencillo camino de la adultez. Ahora en cosas de grandes, seguimos siendo amigas y cómplices. Y vinieron estudios, trabajo, amores, desamores. Pasó la vida. Y pasó tan rápido! Tan rápido... que casi no recuerdo ya el día que nos dejamos de hablar.”
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“El día en que no te dije todo lo que te quería. El día en que no te dije lo mucho que significabas en mi vida. El día en que no te dije que eras en el fondo mi mejor y más incondicional amiga. Y ahora... me muero de ganas de deshacer el camino. Me muero por decirte lo que no te dije y de hacer lo que no hice, por tonta nomás. Por magnificar cosas que ahora, al fin de mi vida y en esta fría camilla, tengo real conciencia de lo absolutamente insignificantes que eran. ¡Cómo me arrepiento de no haber aprovechado el tiempo y de no haberte aprovechado, hermana querida! ¡Cómo me gustaría ahora abrazarte y besarte! ¡Cómo me gustaría otra vez correr alegres por esos infinitos caminos de la niñez! ¡Cómo me gustaría ir con vos al cine; comer una barra gigante de chocolate tapadas con una frazada y por qué no, pelearnos otra vez con la absoluta convicción de que esa pelea no es más que una cuestión del momento, y que nada tiene que ver con el amor que nos tenemos! ¡Cómo me gustaría, pero ya es tarde! Ya es demasiado tarde. Solo digo tu nombre con mi último aliento y me juro a mí misma que donde sea que nuestra almas se vuelvan a encontrar, te voy a estar esperando para volver a abrazarte como antes.”
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“Te quiero, hermana. Te quiero mucho. Te am...”

domingo, 28 de octubre de 2007

LA PALABRA (bienvenida).

.Por Hernán Barrios

..........Si le preguntamos al diccionario, seguramente nos prestará una artrítica definición que va a decir más o menos así: "Conjunto de letras asociadas para formar una entidad mayor destinada a dar nombre a algo". O tal vez, "mínima expresión del lenguaje con significado en sí mismo". Yo, prefiero dejar por ahora las convenciones lingüísticas a un lado, y tratar de, aunque más no sea rozar, si no es posible adentrarme, en el profundo y apasionante mundo de las desconvenciones. Posicionarme en ese lugar que está absolutamente por fuera de las normas sociales, de la razón y de las rígidas estructuras del lenguaje cotidiano, para desde ese sitio, que creo está un poquito más cerca de la verdadera esencia de las personas y de las cosas, descubrir una realidad diferente. Una realidad con más colores, con más sabores y por qué no, definitivamente más pura que esta práctica y funcional, aunque gris e insípida, que nos forzaron a aceptar en el momento mismo de nuestro nacimiento. Y desde aquí, la palabra abandona para siempre su prisión y se evapora y eleva, en un viaje que la posiciona por encima de las cosas y de las personas. Queda así al mismo nivel que las sensaciones y que los sentimientos, involucrándose de lleno con las cuestiones más puras del espíritu y embarcándose, en un maravilloso viaje sin retorno hacia lo divino.

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..........Es mi intención no ir solo en este viaje. Casi infinita es la cantidad de gente que cabe en este vagón imaginario, y casi infinitas son también los deseos que tengo de que vengas conmigo. Así que pues, la invitación está hecha. Las puertas estarán abiertas siempre para que puedas abordar o abandonar el viaje cuando lo desees.

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..........Buen viaje y bienvenido/a.