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martes, 30 de junio de 2009

PASTA BASE: UN ASESINO PÚBLICO

Por Hernán Barrios

PASTA BASE: UN ASESINO PÚBLICO


Gabriel acaba de cumplir 25 años en la cárcel. Está ahí desde el año pasado, cuando asesinó a su madre porque se negó a darle plata para comprar pasta base.


Teresa tenía 50 años y trabajaba de enfermera en un hospital público. Fue asesinada a golpes por su hijo Gabriel, al cual crió sola y con mucho sacrificio toda su vida, una noche en la que en nombre del amor que le tenía, se negó a seguirle dando dinero para drogarse.


Estos dos párrafos que acabo de inventar son, sin temor a equivocarme, crónica fiel de una de las tantas historias que tienen como protagonista, a este corrosivo ácido social que es la pasta base.



PRÓLOGO


En un empeñoso afán por ser absolutamente sincero, y tratando de despojarme de todo hálito de hipocresía, quiero dejar constancia de que el motivo que me lleva a escribir éstas líneas, es en forma casi exclusiva, el miedo. Un miedo hijo de las proyecciones futuras que arroja mi cerebro, cada vez que ayudado por algún hecho delictivo que tiene como protagonista a esta droga, me pongo a pensar en el tema. Miedo por mí y por mi familia. Miedo por los que vendrán. Miedo por el futuro de la sociedad toda, y por ende de la especie humana. Quiero dejar claro que en líneas generales, estoy en desacuerdo con el consumo de cualquier droga. Esto es, de toda sustancia que debido a la adicción que genera, socave la libertad y el libre albedrío de la persona mediante la creación de barrotes bio-psicológicos, y la introduzcan bajo la liviana excusa del placer, en una invisible cárcel virtual. Esto incluye cigarrillos y alcohol. Pero más allá de ello, no dejo de desconocer que estas drogas llamadas “sociales”, afectan básicamente a su consumidor, y por lo tanto queda en manos de cada uno la decisión de involucrarse con ellas. Considero que no sucede lo mismo con la pasta base, ya que los efectos y consecuencias que esta acarrea, nos afectan a todos.


La pasta base de cocaína es un veneno, al igual que lo es el cigarrillo común, pero en una concentración tal que la hace letal en el muy corto plazo. Mata neuronas a ritmo de vértigo y va dejando a la persona con sus facultades seriamente dañadas. Además, su grado de adicción es altísimo, lo que hace que sea prácticamente imposible que alguien pueda librarse por su propia voluntad, de su influencia. Dicho esto, no es difícil darnos cuenta de que una persona que ha caído, por el motivo que sea, bajo el poder de esta droga, hará todo lo necesario para poder conseguirla. Primero pedir, luego robar y por último matar, si es necesario.


Si lo miramos en micro, familias enteras terminan en retazos debido a las consecuencias directas e indirectas, que un consumidor de pasta base genera. Un joven consumidor carcome como un virus y de adentro hacia afuera, el seno de su familia, y cercena en un porcentaje alto, la posibilidad de poder construir en un futuro, una propia.


Si lo vemos en un contexto social, vemos cómo un porcentaje no menor de nuestras generaciones de recambio, va quedando por el camino por culpa de este flagelo. Y lo que más me preocupa de todo esto, es ver cómo el gobierno hace poco y nada para tratar de revertir esta tendencia suicida que fustiga sobre todo, a las clases sociales más bajas de nuestra sociedad.



LA LIBERTAD: UN DERECHO INTOCABLE


Es indignante ver cómo ningún integrante de ninguna fuerza política, tiene las agallas como para hincarle el diente a un tema que resulta difícil y escabroso por un lado, pero absolutamente necesario por el otro. Jóvenes y hasta niños se están, y están matando cada día en las calles, y nuestros políticos, agarrados con uñas y dientes a una vieja legislación que entre otras cosas, prohíbe la internación de personas si no es por su propia voluntad, no hacen nada.


Hay cosas que me parecen incomprensibles. Yo pienso que los consumidores de pasta base no son delincuentes por voluntad propia, y por lo tanto no deben ser tratados como tales. Para mí deben ser tratados como enfermos, que es realmente lo que son. Tenemos que tomar conciencia de una vez por todas, de que éstas son personas enfermas que están momentáneamente privadas de su voluntad; personas que no son capaces de decidir por su cuenta, y por ende actuar en consecuencia. Es casi imposible que alguna de ellas vaya a ir voluntariamente a buscar ayuda. Las pocas que asisten a un lugar de rehabilitación, son las que todavía conservan un marco familiar que las contiene, se preocupa por ellas, y en un momento de lucidez del adicto lograr convencerlo; pero la realidad dicta que la mayoría no lo tiene. Y pretender que vayan por sus propios medios a pedir ayuda, es una utopía.


De lo dicho anteriormente se desprende que internarlos por la fuerza es ilegal. O sea que lo que queda es esperar a que delincan, para luego llevarlos a la cárcel donde seguramente no solo continuarán con su adicción, sino que además se codearán con presos más experimentados, que les darán además algunos buenos consejos en el oficio de quebrantar la ley.


Parece imperativa una reforma constitucional que permita a las autoridades competentes hospitalizar sin vueltas y en lugares especializados, a las personas adictas a la pasta base. Sería imperativo despojarnos de tanta hipocresía, y tomar de una vez por todas el toro por las astas. ¿Por qué razón cuando una persona contrae una enfermedad infecto-contagiosa grave es aislada y mantenida en cuarentena hasta su recuperación, y no se puede hacer lo mismo con un adicto a la pasta base? ¿No es acaso un adicto a la pasta base una persona que además de tener una enfermedad que le impide decidir por su cuenta, una persona que atenta contra la integridad y seguridad del resto de los integrantes de la sociedad? Pues bien, así debería ser tratada, para su bien y el de todos los demás.


Y el colmo de la hipocresía social se da cuando este tema involucra a menores de edad (que por cierto es en un porcentaje importante de los casos). Los niños o jóvenes menores de 18 años no pueden ser tocados, si no es con el consentimiento expreso de sus padres. El problema es que los padres de estos chicos, en el mejor de los casos generalmente no tienen idea acerca de la vida de sus hijos, y tampoco la quieren tener. No es por casualidad que son niños que tienen como hogar la calle, y como dormitorio la entrada de una galería o el banco de una plaza.


Las leyes están hechas para cumplirse, eso es indiscutible. Pero también lo es el hecho de que muchas van quedando vetustas con el paso de los años. Pero en los tiempos que corren parece ser que pegarle una lavada de cara a la Constitución de la República, es poco menos que la hecatombe. Yo me atrevería a decir que es al revés; que la hecatombe va a venir si no lo hacemos.


CONTINUARÁ.

viernes, 26 de junio de 2009

INTERNET: EL MUNDO A MÁXIMA VELOCIDAD

Por Hernán Barrios






Ayer en horas de la tarde fui testigo presencial y en tiempo casi real, de un hecho que sacudió al mundo del espectáculo, y ante el cual no puedo ocultar mi asombro. La muerte de Michael Jackson.


Pero no es mi intención en este artículo hablar de Michael Jackson, sino del fenómeno que me permitió a mí, y a muchos como yo, tomar contacto con la noticia a escasos minutos de que ésta se produjera.


Las cosas fueron así. A pocos minutos de las 7 de la tarde, y mientras ultimaba detalles para sentarme a mirar cómodamente el partido NACIONAL-ESTUDIANTES en el marco de la copa Libertadores de América, mi amigo jorgeoyhenard me tira desde el MSN la frase, -“murió Michael Jackson”. -“¿En serio?” le pregunto, a lo que él me responde con una lluvia de links que anunciaban el hecho. Acto seguido corrí hasta la tele y puse CNN, canal en el cual estaban dando la noticia de que el cantante había sido internado de urgencia en un hospital de Los Angeles, pero que aún no se sabía su real estado de salud. Mientras que en Internet se seguía multiplicando en forma exponencial el anuncio de la muerte del cantante, tuve que esperar algo así como media hora para que CNN se hiciera eco de esta versión, y corroborara al fin la noticia.


Lo que intento en realidad aquí, es reflexionar un poco sobre cómo los medios hasta ahora alternativos de comunicación, han conseguido desbancar de su podio a las grandes cadenas internacionales. Un ejército de paparátsis acechan las 24 hs del día las residencias y los lugares públicos y privados, por donde las grandes estrellas suelen andar. Y son estos mismos paparátsis, que no están obligados a rendir cuentas a ningún medio de comunicación en particular, los encargados de vender la información conseguida al mejor postor. Y muchas veces el mejor postor no es un medio de comunicación tradicional importante, sino un portal de Internet como puede ser Yahoo, Hotmail u otro. Pero más allá de ésto, y ante la posibilidad de que cualquier persona con una conexión a Internet pueda subir y hacerse eco de una noticia ocurrida en su entorno, las posibilidades son infinitas. Cualquiera puede hacer las veces de periodista en determinado momento, y ser la chispa disparadora de una primicia que recorra el globo en cuestión de minutos.


El número casi ilimitado de posibles periodistas le dan a Internet una ventaja sustancial sobre el resto de los medios tradicionales, y aumenta considerablemente la premura con que la información puede llegar a destino. Pero por otro lado no es menos cierto también, que este aumento en la velocidad va muchas veces en detrimento de la calidad, certeza y veracidad de la información, ya que puede ocurrir que se viertan en la red datos poco fidedignos y de dudosa procedencia, que no hacen otra cosa que generar una falsa conciencia de la realidad en los receptores.


Lo cierto es que es ante hechos como el ocurrido en el día de ayer, que vamos tomando real conciencia del alcance y la potencia de ese maravilloso instrumento de poder, en que se ha convertido Internet. Un noble instrumento que bien usado, puede regalarnos a todos muchos beneficios, pero que en caso de caer bajo el control de manos mal intencionadas, no quiero saber qué pasaría.





jueves, 25 de junio de 2009

LAS CÁRCELES DEL HOMBRE

Por Hernán Barrios


El otro día hablando con un amigo de no sé que tema, en determinado momento esgrimió como argumento una frase que sonaba más o menos así: -“bueno, por lo menos los hombres somos seres libres”. Esa sucesión de palabras desencadenó en mi cabeza una serie de impulsos filosóficos que ahora, transcurridos ya varios días desde esa charla, trataré de traer a tierra y compartir con ustedes. Estoy algo falto de práctica, pero espero conseguirlo.


LAS CÁRCELES DEL HOMBRE


Si le preguntamos a cualquier persona desprevenida y en frío qué es una cárcel, seguramente nos contestará haciendo referencia al lugar en donde las personas que han cometido algún delito, cumplen condena. O sea un establecimiento de muros altos, con muchas celdas en su interior, muchos guardias, y repleto de gente mala. Quizás esa sería, palabras más o menos, la simple respuesta que cualquiera de nosotros daría, ante esa aparentemente simple pregunta.


Acabo de consultar a mi pequeño Larousse ilustrado y el muy antipático se despachó con esta liviana y escueta respuesta: cárcel-casa destinada a prisión. Y cuando siguiendo los consejos de mi maestra de primer grado busqué prisión, adivinen qué me dijo: prisión-cárcel. Era de esperarse.


Pero, ¿será eso una cárcel? O mejor dicho, ¿solo eso será una cárcel? ¿No será acaso un concepto mucho más amplio? ¿No será que hay otros tipos de cárceles que están ahí y no nos damos cuenta?


Es verdad que los seres humanos nos creemos seres totalmente libres. Podemos ir y venir a nuestro antojo. Podemos decir y hacer cualquier cosa, siempre y cuando no nos pasemos de la raya. Podemos pensar, optar, tomar las decisiones que nos parezcan más adecuadas, y además ponerlas en práctica. Podemos elegir amigos, parejas, mascotas, etc. Aparentemente somos muy libres. Libres de verdad.


Pero ¿que pasa si sacudimos un poco la modorra y le ponemos una lupa a esa hermosa libertad que tan conformes nos tiene?


Veremos que hay varias cárceles invisibles en las cuales estamos cómodamente instalados la mayoría de los mortales, y de las cuales no tenemos conciencia. Una de ellas, EL DINERO. Sí, el dinero es una cárcel. Si no lo tenemos, podemos considerarnos fuera de la sociedad. Sin él no podemos viajar, divertirnos, vestirnos, ni comer. Así, el grado de libertad que tenemos está en relación directa con la cantidad de dinero que poseamos. Somos libres de movernos por todo el planeta, nos dicen. Pero si no tenemos dinero, difícilmente lleguemos muy lejos.


Otra cárcel, LA SOCIEDAD (la mayor de todas las cárceles), y por supuesto toda la batería de normas y reglamentos que ella conlleva. Aunque estemos convencidos de ello, dentro de la sociedad no somos libres de casi nada. Así lo creemos porque hemos nacido y vivido siempre dentro de ella, y no conocemos otra cosa. Pero fíjense que si miramos bien, la sociedad nos dice todo el tiempo lo que tenemos que hacer. Nos dice a qué hora levantarnos, qué ropa ponernos, en qué trabajar, qué cosas comer, qué peso debemos tener, como debemos ocupar nuestro tiempo fuera del trabajo, y a qué hora debemos acostarnos. Además nos dice que lo correcto a determinada edad es elegir una pareja y formar una familia. Nos dice que tenemos que tener algunos hijos, y también nos dice cómo tenemos que educarlos. En definitiva, el 98% de nuestras acciones están regidas por las normas (explícitas o implícitas), que la sociedad nos impone. Algunos quizás estén pensando que somos libres de salirnos de ese esquema cuando queramos; que no hay por qué seguir esas normas si no estamos de acuerdo con ellas. Pero queda claro que no es tan sencillo. Para verlo solo imaginemos cómo reaccionamos nosotros cuando cruzamos por la calle a una persona que no se viste como nosotros; que no se peina como nosotros; o que no se comporta como todos nosotros. Simplemente la evitamos, y decimos para nosotros y con aires de suficiencia: -“Ese está loco”. Es así. Estamos programados desde el inicio para discriminar y apartarnos de las personas que no han querido seguir las reglas. Somos un ejército instruido para condenar a la soledad, a los que no se han querido enlistar en las filas de éste mismo ejército.


Es realmente muy difícil poder saltar los muros de esta cárcel llamada SOCIEDAD, y encima si alguien logra hacerlo, debe seguir solo su camino.


Pero como todo está previsto dentro de esta gran cárcel, hemos acondicionado algunos sitios para las personas que han decidido no seguir las reglas, y no dejar así que se salgan con la suya. No sea cosa que la verdadera libertad sea contagiosa y cada vez más y más personas quieran saltar los muros. Para los que desafiando toda norma han hecho mal a otra persona, hemos construido unos lugares bien seguros que hemos tenido la originalidad de llamar, cárceles. Y para los que también han decidido no seguir las normas, pero no le han hecho mal a nadie, hemos construido unos sitios bien parecidos a los anteriores, pero con algunos arbolitos y bancos por aquí y por allá, a los que hemos denominado, loqueros. Cárceles dentro de otras cárceles. Qué genial.


No puedo más que sentir admiración cuando miro desde el suelo y con ojos de cucaracha, este maravilloso y complejo aparato de orden llamado SOCIEDAD. Es maravilloso cómo sin que nos demos cuenta, nos hace ir todos para un lado, o todos para el otro, respondiendo en malón a la conveniencia e intereses de personas que están, y desde un principio han estado, fuera de los altos muros de esta prisión.

viernes, 12 de junio de 2009

GRIPE PORCINA

Por Hernán Barrios



En el mundo, cada año mueren dos millones de personas víctimas de la malaria, que se podría prevenir con un mosquitero.

Y los noticieros no dicen nada de esto

En el mundo, cada año mueren dos millones de niños y niñas de diarrea, que se podría curar con un suero oral de 25 centavos.

Y los noticieros no dicen nada de esto.


Sarampión, neumonía, enfermedades curables con vacunas baratas, provocan la muerte de diez millones de personas en el mundo cada año.

Y los noticieros no informan nada…

Pero hace unos años, cuando apareció la famosa gripe aviar…

… los informativos mundiales se inundaron de noticias… chorros de tinta, señales de alarma…

¡Una epidemia, la más peligrosa de todas!.... ¡Una pandemia!

Sólo se hablaba de la terrorífica enfermedad de los pollos.

Y sin embargo, la gripe aviar sólo provocó la muerte de 250 personas en todo el mundo. 250 muertos durante 10 años, lo que da un promedio de 25 víctimas por año.


La gripe común mata medio millón de personas cada año en el mundo.

Medio millón contra 25.

Un momento, un momento. Entonces, ¿por qué se armó tanto escándalo con la gripe de los pollos?

Porque atrás de esos pollos había un "gallo", un gallo de espuela grande.

La farmacéutica trasnacional Roche con su famoso Tamiflú vendió millones de dosis a los países asiáticos.

Aunque el Tamiflú es de dudosa eficacia, el gobierno británico compró 14 millones de dosis para prevenir a su población.

Con la gripe de los pollos, Roche y Relenza, las dos grandes empresas farmaceúticas que venden los antivirales, obtuvieron miles de millones de dólares de ganancias.

-Antes con los pollos y ahora con los cerdos.

-Sí, ahora comenzó la sicosis de la gripe porcina. Y todos los noticieros del mundo sólo hablan de esto…

-Ya no se dice nada de la crisis económica ni de los torturados en Guantánamo…

-Sólo la gripe porcina, la gripe de los cerdos…

-Y yo me pregunto: si atrás de los pollos había un "gallo"… ¿atrás de los cerditos… no habrá un "gran cerdo"?

Miremos lo que dice un ejecutivo de los laboratorios Roche…

ROCHE
A nosotros nos preocupa mucho esta epidemia, tanto dolor… por eso, ponemos a la venta el milagroso Tamiflú.

-¿Y a cuánto venden el "milagroso" Tamiflú?

-Bueno, veamos… 50 dólares la cajita.

-¿50 dólares esa cajita de pastillas?

-Comprenda, señora, que… los milagros se pagan caros.

-Lo que comprendo es que esas empresas sacan buena tajada del dolor ajeno…

La empresa norteamericana Gilead Sciences tiene patentado el Tamiflú. El principal accionista de esta empresa es nada menos que un personaje siniestro, Donald Rumsfeld, secretario de defensa de George Bush, artífice de la guerra contra Irak…
Los accionistas de las farmaceúticas Roche y Relenza están frotándose las manos, están felices por sus ventas nuevamente millonarias con el dudoso Tamiflú. La verdadera pandemia es el lucro, las enormes ganancias de estos mercenarios de la salud.
No negamos las necesarias medidas de precaución que están tomando los países.


Pero si la gripe porcina es una pandemia tan terrible como anuncian los medios de comunicación, Si a la Organización Mundial de la Salud le preocupa tanto esta enfermedad, ¿por qué no la declara como un problema de salud pública mundial y autoriza la fabricación de medicamentos genéricos para combatirla?
Prescindir de las patentes de Roche y Relenza y distribuir medicamentos genéricos gratuitos a todos los países, especialmente los pobres. Esa sería la mejor solución.