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Gráficos: CASIANIMAL |
"El agua apaga al fuego y al ardor los años; amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño" J.Sabina
lunes, 22 de noviembre de 2010
DIENTES AL HORNO
sábado, 13 de noviembre de 2010
GOLPE AL TIEMPO
PUÑO JOVEN, CARA VIEJA
Esto sucedió ayer y lo sé de buena fuente.
El escenario, la calle. Los participantes, un hombre joven, 19 años, lleno de energía, grande, fuerte, y con casi toda la vida por delante; y un hombre viejo, 63 años, esmirriado, enfermo, débil, y con casi toda la vida por detrás.
El hecho, una trompada, solo una; fuerte, dura, sorpresiva, envenenada, lapidaria, terminal, del joven al viejo.
El desenlace, la cama de un hospital para el hombre viejo, y estudios varios.
Tengo 36 años. Luego de enterarme de esta historia, y tratando de dejar a un lado mi inmediato sentimiento de indignación, hice el ejercicio mental de ubicarme en mis 19. Recorrí nuevamente las calles de mi Trinidad natal; la plaza Constitución; las noches de juerga; los bailes con algún que otro lío que me involucró; los amores adolescentes; los amaneceres en el parque Centenario. Me quedé en mis 19 un rato, tratando de imaginarme descargando mi vehemencia juvenil sobre el rostro arrugado de un hombre viejo, y no lo conseguí. Busqué motivos, pretextos, traté de recrear en mi cabeza las condiciones ideales que me llevaran a tamaña cobardía, y no pude.
Pegarle a un viejo, a una mujer, o a un niño, eran hechos que no estaban admitidos dentro de los códigos morales de mi tiempo. ¿Qué pasó desde ahí hasta acá? ¿Quién cambió sin aviso y para mal, las reglas de juego? ¿Dónde fue a parar la moral? ¿En qué cruce de caminos se encontraron la cobardía y la valentía, y dieron a luz un híbrido incapaz de ajustarse a ética alguna?
Parece que el RESPETO A LOS MAYORES pasó de moda, en pos de dar paso al DERECHO A LOS MENORES. Y me pregunto; ¿no se nos estará yendo la mano con la dosis de libertad, independencia, derecho a decidir, a elegir, y el libre albedrío que estamos inculcando a nuestros niños? ¿No será que en ese “dejar ser” bien intencionado que la sociedad pregona para las nuevas generaciones, nos estamos olvidando de marcar los lineamientos mínimos e imprescindibles, para una correcta convivencia social? ¿No habremos dejado en desuso en nuestras casas la palabra VALORES por usar mucho la palabra BIENES? ¿No les estaremos enseñando a nuestros chicos mucho sobre DERECHOS y poco sobre OBLIGACIONES? ¿No le estaremos dedicando mucho tiempo a la XO verde y chiquita, y demasiado poco al diálogo y la palabra? ¿No les estaremos entregando señales equivocadas, dándoles a entender que lo importante es el fin y no el medio, que la emoción debe primar sobre la razón, y el individuo sobre la sociedad? ¿No será que el EFECTO que provoca nuestra nueva, moderna y acelerada forma de vivir, es la falta de AFECTO?
Son solo preguntas que me hago y que hago a quién quiera pensar conmigo. Son solo reflexiones hijas de la rabia, la indignación y la tristeza.
Mis puños, ni tan jóvenes ni tan viejos, piden a gritos venganza por mano propia, aunque por el momento los conquisté para que se remitan, a escribir estas líneas. Porque ese puño joven e irreverente es el de un desconocido, pero esa cara vieja y resignada, es la de mi padre.
Y esa trompada al tiempo, me duele casi tanto como a él.