Gráficos: CASIANIMAL |
"El agua apaga al fuego y al ardor los años; amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño" J.Sabina
martes, 14 de diciembre de 2010
SALUDO DE FIN DE AÑO 2010
domingo, 5 de diciembre de 2010
OPERACIÓN MOSQUITO
![]() |
Gráficos: CASIANIMAL |
lunes, 22 de noviembre de 2010
DIENTES AL HORNO
![]() |
Gráficos: CASIANIMAL |
sábado, 13 de noviembre de 2010
GOLPE AL TIEMPO
PUÑO JOVEN, CARA VIEJA
Esto sucedió ayer y lo sé de buena fuente.
El escenario, la calle. Los participantes, un hombre joven, 19 años, lleno de energía, grande, fuerte, y con casi toda la vida por delante; y un hombre viejo, 63 años, esmirriado, enfermo, débil, y con casi toda la vida por detrás.
El hecho, una trompada, solo una; fuerte, dura, sorpresiva, envenenada, lapidaria, terminal, del joven al viejo.
El desenlace, la cama de un hospital para el hombre viejo, y estudios varios.
Tengo 36 años. Luego de enterarme de esta historia, y tratando de dejar a un lado mi inmediato sentimiento de indignación, hice el ejercicio mental de ubicarme en mis 19. Recorrí nuevamente las calles de mi Trinidad natal; la plaza Constitución; las noches de juerga; los bailes con algún que otro lío que me involucró; los amores adolescentes; los amaneceres en el parque Centenario. Me quedé en mis 19 un rato, tratando de imaginarme descargando mi vehemencia juvenil sobre el rostro arrugado de un hombre viejo, y no lo conseguí. Busqué motivos, pretextos, traté de recrear en mi cabeza las condiciones ideales que me llevaran a tamaña cobardía, y no pude.
Pegarle a un viejo, a una mujer, o a un niño, eran hechos que no estaban admitidos dentro de los códigos morales de mi tiempo. ¿Qué pasó desde ahí hasta acá? ¿Quién cambió sin aviso y para mal, las reglas de juego? ¿Dónde fue a parar la moral? ¿En qué cruce de caminos se encontraron la cobardía y la valentía, y dieron a luz un híbrido incapaz de ajustarse a ética alguna?
Parece que el RESPETO A LOS MAYORES pasó de moda, en pos de dar paso al DERECHO A LOS MENORES. Y me pregunto; ¿no se nos estará yendo la mano con la dosis de libertad, independencia, derecho a decidir, a elegir, y el libre albedrío que estamos inculcando a nuestros niños? ¿No será que en ese “dejar ser” bien intencionado que la sociedad pregona para las nuevas generaciones, nos estamos olvidando de marcar los lineamientos mínimos e imprescindibles, para una correcta convivencia social? ¿No habremos dejado en desuso en nuestras casas la palabra VALORES por usar mucho la palabra BIENES? ¿No les estaremos enseñando a nuestros chicos mucho sobre DERECHOS y poco sobre OBLIGACIONES? ¿No le estaremos dedicando mucho tiempo a la XO verde y chiquita, y demasiado poco al diálogo y la palabra? ¿No les estaremos entregando señales equivocadas, dándoles a entender que lo importante es el fin y no el medio, que la emoción debe primar sobre la razón, y el individuo sobre la sociedad? ¿No será que el EFECTO que provoca nuestra nueva, moderna y acelerada forma de vivir, es la falta de AFECTO?
Son solo preguntas que me hago y que hago a quién quiera pensar conmigo. Son solo reflexiones hijas de la rabia, la indignación y la tristeza.
Mis puños, ni tan jóvenes ni tan viejos, piden a gritos venganza por mano propia, aunque por el momento los conquisté para que se remitan, a escribir estas líneas. Porque ese puño joven e irreverente es el de un desconocido, pero esa cara vieja y resignada, es la de mi padre.
Y esa trompada al tiempo, me duele casi tanto como a él.
jueves, 28 de octubre de 2010
HASTA SIEMPRE SABALERO
Hace pocos días, al levanta
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTGPTfF3XwkjJA6nJbl8eeIgNatmFmsH8g1Mn6aHxw0N83O9HQ8tb3BlDNxrv13g2DbtmuiDvf_bj0CDhqIAhWrcwnUt7dHBLCjZ_ghuSROq0E64gKzLuXOUvKGVgbatH31oswZQJjQs8/s320/5.jpg)
El Sabalero se fue como vivió; sin grandilocuencias, sin aspavientos, sin estridencias. Su partida fue como sus canciones, en secreto, susurradas. Se fue calladito y sólo por la puerta de la cocina, como para no molestar, ¿vio? Se fue tranquilo, sereno, y seguramente tan solo se llevó algún que otro verso con olor a humo, con gusto a pueblo, que tenía pensado regalarnos dentro de poco. El loco se fue, pero nosotros nos quedamos. Nos quedamos con un abrazo vacío, ausente, y con el pecho estrujado de bronca. ¿Cómo te vas a ir sin despedirte, hermano? Nos quedamos con las ganas de quererte un poco más; de mimarte un poco más; de abrazarte; de agradecerte. Si, de agradecerte.
A los de afuera, a los que no lo conocieron, les cuento que José Carbajal -El Sabalero, que es cómo lo conocían desde que me conozco, y antes-, fue sobre todo, un alma sensible. La más sensible quizás. Capaz de descubrir en las cosas más sencillas, la belleza de la vida, y con la casi divina capacidad de convertirlas en palabras, también sencillas, para compartirlas con nosotros. El Sabalero era, definitivamente, un hombre de pueblo, de barrio, de familia. Un hombre al que la vida, por diferentes circunstancias llevó lejos en cuerpo, pero a cuya alma jamás pudo despegar ni un centímetro de su tierra, y de su gente.
Su poesía era sencilla, y sus versos estaban llenitos de imágenes tibias, cálidas, y muy pero muy queribles. Sus palabras eran fotos, viejas, amarillentas, manchadas por el tiempo; fotos testigos de una niñez ya ida hace rato, pero más viva que nunca. Una niñez que era suya, pero que también era mía, de aquel, de todos. Él le cantó a su pueblo, pequeño y sencillo. Le cantó a su barrio; le cantó a su padre y a su madre; le cantó a su mujer, a sus amigos, a sus vecinos, a su casa encantada, a los que no estaban, y a ese pedacito de tierra y agua, llamado Villa Pancha.
Sus canciones volaron de boca en boca y de pueblo en pueblo, hasta perderse de vista. Sus canciones viajaron lejos, pero él no se fue con ellas, él se quedó acá, en su tierra. Con el tiempo, sus canciones dejaron de ser sus canciones, para pasar a ser las canciones de todos. Ahora, ya son nuestras canciones; las que cantamos en la escuela, en el liceo, en la plaza, en el parque, en el boliche.
Te fuiste Sabalero, y nos dejaste unas ganas bárbaras de darte un último abrazo, y de decirte gracias. Gracias por tus palabras pobladas de magia y por tu voz, desgarrada y prepotente. Pero sobre todo gracias, muchas gracias, por demostrarnos hasta el cansancio, que las más grandes y hermosas cosas de la vida caben, sin ningún esfuerzo, en la sonrisa de un niño, en la casa más humilde, y en los ojos sinceros y enamorados, de una mujer.
Hasta siempre José.
miércoles, 6 de octubre de 2010
LECTURA SANITARIA
RELATO COLATERAL
![]() |
Gráficos: CASIANIMAL |
sábado, 25 de septiembre de 2010
PRESENCIA DE VIERNES
![]() |
Gráficos: CASIANIMAL |
martes, 21 de septiembre de 2010
NOMBRES DE LECHE
Esta es una idea que vengo manejando desde hace algún tiempo, pero que recién hoy a la mañana, y en parte gracias al empujón anímico dado por un compañero de trabajo, me decidí a publicar. Es por esto que en un rato, luego de compartirla con ustedes, estimados lectores, la mando sin más vueltas al Parlamento Nacional. El tema tiene que ver con el nombre de las personas.
¿Cuántas veces hemos oído decir a la gente, que no está conforme con alguno de sus nombres? No les gusta el primero y usan el segundo; o no les gusta el segundo y usan solo el primero; o directamente no les gusta ninguno de los dos, y optan por usar, a desgano, el menos feo según su criterio. Ni hablar a aquel que no le gusta el nombre, y encima es el único que le pusieron. Un desastre.
No tengo demasiado claro la razón por la cual sucede esto, pero todo parece indicar que los padres, en una profunda crisis de estupidez, provocada por el inminente advenimiento de un hermoso Ser que será sangre de su sangre, pierden temporalmente el sano juicio, y con él la capacidad de discernir entre lo lindo y lo feo. Les pasa con los nombres, lo mismo que con las criaturas en sí, que les parece la más bella del mundo, a pesar de que en realidad sea un pequeño monstruito. Pero, todos sabemos que no por pequeño tiene necesariamente que ser lindo. Esa es una de las teorías, a la cual me aferro con fuerza. La otra, es que los nombres pasan muy rápidamente de moda. ¿Qué quiero decir con esto? Que en el momento en que los… la madre (vamos a decir las cosas como son), le elige el nombre al bebé, seguramente tenga éste –el nombre- toda la onda, pero cuando el niño empieza a tener conciencia cabal de su nombre y lo que en sus fibras más íntimas provoca, es bastante probable que dicho nombre ya haya quedado vetusto. Por ende, el bello nombre que los padres con tanto ahínco y dedicación buscaron para su hijito/a del alma, y el cual por falta de acuerdo casi provoca la ruptura de la pareja, al gurí en sí le resulta horrible. Una tragedia.
Por lo expresado anteriormente, el proyecto que en primera instancia voy a mandar a la Cámara Baja, tiene un nombre que, como buen padre que soy, me resulta genial: NOMBRES DE LECHE.
La idea es muy sencilla, económica, y por ende muy fácil de implementar. No les costará mucho deducir a los avezados lectores, que el nombre del proyecto es una analogía con los dientes de leche.
Por obvia incapacidad momentánea del interesado en cuestión, los padres seguirán como hasta ahora eligiendo el nombre de su descendencia, pero con la salvedad de que estos nombres serán, por decirlo de algún modo, no definitivos. Será un nombre que usará el individuo, hasta que tenga una capacidad de discernimiento tal, que le permita elegir el que realmente quiere tener. Mediante convención, esto podría fijarse digamos, a la edad de diez años. Llegado este momento, el nombre transitorio que los padres le pusieron en el momento de nacer, legalmente caerá, debiendo ser reemplazado mediante un gratuito y sencillo trámite, por el definitivo.
¡No me digan que no es una buena idea! ¿Saben los millones de pesos que podrán ser redirigidos desde los divanes de los psicólogos (ya que ni unos ni otros serán necesarios), hacia otros rubros más productivos tanto para el individuo como para el país? ¿Se imaginan la cantidad de suicidios y parricidios que serán evitados, gracias a la certeza de que a cierta edad el botija va a poder sacarse esa espina en forma de nombre propio, que sus padres le clavaron ya antes de nacer?
Eso sí, una vez que el nombre definitivo ha sido adjudicado, no te lo vas a poder cambiar ni con cárcel. Es una decisión por demás importante, que el chico o la chica tienen que afrontar con seriedad y responsabilidad. Quizás la primera gran responsabilidad de sus vidas, y ocurre justo cuando pasan de la escuela al liceo. Es muy oportuno, y empiezan en una nueva casa de estudios, con nuevos compañeros, nuevos profesores, y de yapa, nuevo nombre.
Yo creo firmemente que el proyecto va a tener andamiaje. Lo llamo al PEPE y luego les cuento.