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miércoles, 19 de mayo de 2010

DEL LADO EQUIVOCADO

Por Hernán Barrios


Después de algún tiempo de tranquilidad espiritual laboral, producto de aquella serie de denuncias que publiqué en este espacio bajo la etiqueta clorosis/cortitos y al pie, hoy he vuelto a montar en cólera.


Apelando como siempre a rescatar del olvido el casi perdido sentido común de las personas, en este caso mi queja tiene un origen posicional. Y la pregunta disparadora de este reclamo sería la siguiente: ¿Por qué razón la gran mayoría de las personas tienen una marcada tendencia natural a ir hacia donde no deben?


Si en un comercio hay un mostrador en el cual de un lado hay un vendedor, lo lógico sería que el cliente se parara exactamente del otro lado del mismo, o sea de frente al vendedor. Una para no invadir un espacio que no le corresponde, y otra por comodidad, para poder hablarle al vendedor de frente y mirándolo a la cara, y no tener que andar torciendo al cogote para el costado, a riesgo de agarrarse una tortícolis. ¿Estamos de acuerdo?


Bueno, en este caso al que hago referencia pasa generalmente lo contrario. El cliente pasa derechito y se para exactamente al costado del vendedor. Grafico a continuación.





Por si el dibujito no me quedó muy clarificante, explico. El círculo grande es el escritorio, y sobre él intenté graficar una computadora y su correspondiente teclado. Las dos rayas negras que están encima son dos sillas, y el punto rojo es el vendedor.


El AMABLE CLIENTE lo único que debe hacer, siguiendo la lógica y el sentido común del que hablé al principio, es entrar por la puerta (que en el gráfico estaría en la parte superior del mismo), caminar derechito hacia el escritorio, y sentarse (o quedarse parado igual) en los lugares asignados para tal fin. Pues no señor, el grueso del pelotón agarra derechito hacia el escritorio (hasta ahí bien), pero luego vira un cacho hacia la izquierda y se mete por el costado del mismo, hasta pararse junto al vendedor (tal como lo indica la flecha punteada). NO ENTIENDO.


¡Vamos a terminar con esa pavada señores! El día que necesite un ayudante para hacer mi trabajo, luego de hacer una cuidadosa selección entre la ansiosa y bien dispuesta clientela, lo haré parar junto a mí. Mientras esto no suceda, queda terminantemente prohibido ponerse del lado equivocado del mostrador.


Al próximo que cruce la línea divisoria le parto el teclado en la cabeza. Punto.



1 comentario:

Diga sin miedo lo que piensa, acá no hay censura de ninguna clase. Le sugiero igual que impere el respeto, en caso contrario difícil que pase.