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viernes, 14 de diciembre de 2007

VIAJE INAUGURAL (2)

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No sé que se le había pegado en la rueda delantera izquierda -seguramente un chicle- que no le permitía a la imponente mole avanzar adecuadamente. Como habrán podido ver en la imagen superior, tras denodados esfuerzos del ingeniero de abordo y con el molesto revoloteo de Antonio a su alrededor simulando hacer algo ( en realidad si hacía algo, molestaba ) superamos el primer escoyo. Acto seguido, cargamos todo el equipaje humano y pusimos proa hacia los accesos de la capital.
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Teníamos mate, bizcochos y empanadas. Todo se perfilaba para que el viaje, salvo imprevistos de orden mecánico, transcurriera con tranquilidad. Y debemos haber hecho unos... 3 kmts. desde la última parada, cuando habiendo ya alcanzado -según cálculos mentales, porque el velocímetro por supuesto que no funcionaba- una velocidad crucero de aproximadamente 80 kmts/h, de pronto, un golpe seco a fierro viejo nos pone el corazón en la boca ( y a mí en particular la filmadora incrustada en la córnea ). Frenada brusca ! Va, brusca es un decir. Creo que habríamos frenado un poco más de bruscamente si hubiera sacado una pata para afuera. Bueno, la cosa es que luego de que el vehículo se detuvo, descendimos cual escuadrón especial de SWAT, portando cada uno toda clase de utensilios ( cualquier cosa servía con tal de hacer un poco de bulla ). Cables, herramientas, lámparas, valizas, etc. Yo por lo pronto, seguí con mi cámara filmadora sin apartarme un ápice de mi carácter de REGISTRADOR DE ACONTECIMIENTOS. Por el momento no me lo permite ni la tecnología ni mis obtusos conocimientos de informática, pero quizá en un futuro no muy lejano les pueda hacer llegar vía cualquier cosa la cinta de video en el cual están registrados los acontecimientos por mi narrados. El tema era que se había abierto el capot bruscamente y eso ocasionó el fuerte ruido que nos hizo echar pié a tierra. No se vayan Uds. a pensar que el pedazo de chapa ése se abrió por causa de la velocidad desarrollada por el bólido!. No, no, no. Se abrió porque el gancho que en en una época remota hizo las veces de seguro se había convertido con el pasar de los años en un conglomerado de alambres oxidados que ya no cumplía función alguna. El tema fue resuelto una vez más gracias a la pericia de Alberto, quién sin ninguna clase de tapujos y demostrando una humildad que a muchos les queda grande, quitóse pues el cinturón que retenía su pantalón en el lugar y ató fuertemente -al mejor estilo McGiver- el capot al paragolpes dando el problema por finalizado. Otra vez estábamos en marcha.
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"Está medio frenado ... " fueron las siguientes palabras que escuché de parte del conductor 30 segundos más tarde a haber emprendido la marcha nuevamente. " Pero la gran puta carajo..." -personando la expresión- fue lo único que atiné a pensar en ese momento. Llegamos nuevamente a la velocidad crucero de 70 kmts/h ( nótese que era un crucero cada vez más destartalado ) cuando tuvimos que frenar porque se nos interpuso estoico el Puente sobre el río Sta. Lucía. Y bueno. Yo pensé que si uno intentaba pasar un vehículo por piezas no te cobraban peaje, pero ahí me desasné de mi error. Sí te cobran, y lo mismo que si fuera en un auto entero y de verdad. Son unos abusadores. Pasamos el puente podría decirse que casi sin complicaciones y una vez que habíamos viajado unos 10 minutos seguidos sin que pasara algo extraño, comencé a sentirme más tranquilo. La ronda de mate, que hasta ese momento se había visto interrumpida en reiteradas ocasiones, retomó su cadencia. Probamos al fin las empanadas y comenzamos a deglutir el bolo alimenticio formado por los bizcochos ingeridos varios kmts. atrás y el cual había quedado atracado en el tercio superior de la tráquea, más exactamente entre la glotis y la epiglotis por causa de los avatares del viaje.
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Sé que pueden pensar que estoy mintiendo, pero aunque no lo crean y luego de todo ésto, llegamos sin problemas a San José. Por obvias razones, cada vez que buscaba a los actores del relato para tomarles una fotografía posando junto al flamante vehículo, se encontraban debajo de él. ¿Qué raro no?

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