"El agua apaga al fuego y al ardor los años; amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño" J.Sabina
miércoles, 28 de diciembre de 2011
A VIVIR QUE SE TERMINA EL MUNDO !
domingo, 23 de octubre de 2011
LA "BIODEGRADABLE" LEVEDAD DEL SER
![]() |
Gráficos: CASIANIMAL |
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsIvRMzvL7Yf3oQPw-SRSJu414kZkeokveDnQtI_IPgU29ozdrtOlT0t1WbMV3XLKSY-woeglTOw90v9mOLE1g7i0ZJBzoZKHH2gVLmxUV5k4fyxUj9NZTpYzGGzsS46yBy2_uxVkL9co/s200/balanza-07.gif)
Distancia: 5 kmts.
Tiempo: 28 mins.
Abdominales: 17 (No 17 minutos, 17 abdominales)
Música de fondo: Los del Suquía: 20 grandes éxitos
PESO: 64 Kgs.
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Día 2: 25 de enero.
Distancia: 5 kmts.
Tiempo: 27 mins.
Abdominales: 3 series de 17 (tomá)
Música de fondo: Jorge Rojas: Mi voz, mi sangre
Viento: En contra a la ida
PESO: 65,800 kgs.(cambié de balanza, aviso)
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Día 3: 26 de enero.
Distancia: 6 kmts.
Tiempo: 35 mins.
Abdominales: 3 series de 20
Música: Ignacio Copani: Compromiso
Temperatura: 185 ºC (aprox.)
PESO: 65,300 kgs.
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Día: 27 de enero.
Compromisos profesionales adquiridos me impidieron cumplir con la cuota de ejercicios diaria por mí impuesta. La misma será hecha efectiva el día sábado o domingo próximo.
PESO: 96 kgs.
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Día: 28 de enero.
Distancia: 5 kmts.
Tiempo: 28 mins.
Abdominales: esteee...
Sonido ambiente: El Sabalero: La casa encantada
Viento: cruzado de semifrente a 182 kmts/h
PESO: Muerto.
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Día: 31 de enero.
Distancia: 8 kmts.
Tiempo: 47 mins.
Viento: en contra a la vuelta a 384 ohmios náuticos (hdp)
Abdominales: suspendidos por pasto mojado
Sonido ambiente: Bebe: Pa' fuera telarañas
PESO: pesaje suspendido por mal tiempo.
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Día: 01 de febrero.
Distancia: 5 kmts.
Tiempo: 26 mins.
Viento: No (aleluyaaaa... !)
Abdominales: 10 mins.
Sonido: ambiente
PESO: 64 kgs. (opaaa)
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Día: 04 de febrero.
Distancia: 10 kmts. (Si si... 10 kmts.)
Tiempo: 1h 5 mins.
Viento: No jodía.
Abdominales: Negativo central.
Sonido ambiente: Serrat: Tarres
PESO: 63:500
viernes, 19 de agosto de 2011
LA POSIBILIDAD DEL CINE
Soy de los que se aferran a la idea de que las películas están hechas para ser vistas solo una vez. Tienen las pobres, solo una oportunidad de inocularnos el suero del mensaje que nos hará viajar fuera de la realidad. Si no lo consiguen en el primer intento, en vano será que traten de hipnotizarnos en siguientes instancias. Ya todo estará perdido, y su cometido, su fin último, no podrá ser alcanzado jamás.
Supongo que este riesgo no es otra cosa que el costo que tienen que pagar, por ser un arte dotado de todos los artilugios necesarios para el éxito. No corren la misma suerte en cambio sus primas humildes las pinturas, o la música, o las poesías, que deben poner todo su empeño en meterse en el torrente sanguíneo de su público, blandiendo como única arma el filo incierto de un pincel, o una nota, o una palabra. Las películas en cambio lo tienen todo; pueden conquistarnos desde varios flancos, desde varios frentes. Si no lo consiguen será pues, por la pobreza de su arte y no por otra causa, motivo éste suficiente como para dejarlas a un costado y no volverlas a considerar jamás.
Si en cambio una melodía no nos conmueve en su primer intento, aún hay esperanzas. Puede, a fuerza de perseverancia, convencer a nuestras maleables cilias auditivas de que sus figuras son hermosas, y sus notas, emociones sonoras únicas. Una pintura es capaz de socavar, a fuerza de repeticiones, luces y ángulos distintos, nuestras rígidas estructuras visuales, para introducirnos en un mundo de nuevos conceptos de formas y colores, hasta llevarnos, casi sin darnos cuenta, a codearnos sin filtros ni intermediaros, con su alma y su esencia.
Esta posibilidad de convencimiento póstumo les está vedada a las películas. Podemos intentar, si así lo quisiéramos, volver a verlas una y otra vez. Pero claro está que lo único que conseguiremos con ello será, a lo sumo, descubrir algún que otro detalle mínimo e insignificante, que en nada hará cambiar nuestro concepto inicial de la misma. En vano intentaremos mirar por sobre el hombro de los protagonistas, en busca de claves escondidas o de mensajes camuflados, que encierren el verdadero secreto de la obra. Afinaremos el ojo y el oído en personajes secundarios, en segundos planos sin importancia, en sonidos inaudibles, en sombras inexistentes. Pondremos toda nuestra energía en esa empresa -en el más testarudo de los intentos incluso hasta el hartazgo-, para darnos cuenta de que lo que hicimos con ello fue en realidad, alejarnos cada vez más de su centro, y por ende, de su escurridizo mensaje.
Las películas no están hechas para ser copiadas, porque como dije antes, no tiene sentido su observación repetida y permanente. Todo lo que harán, luego de su primer encuentro con el espectador, será decaer. Es por esto y no por otra cosa, que ni a ellas ni a nosotros, nos conviene concertar una segunda cita.
martes, 9 de agosto de 2011
LA OBRA DE ARTE vs EL PRIMER BESO
Al tratar de ordenar ideas, con el fin de lograr una reflexión más o menos seria sobre el tema que nos compete, tengo que admitir, con no poca preocupación, que son muchos los caminos que se me insinúan, y varios los que estoy tentado a seguir. Más aún, luego de pegarle una ojeada –reconozco algo rápida-, al documento titulado “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, de Walter Benjamin. El autor desmenuza de una manera tan acabada el tema en cuestión, que –al menos en mi caso-, lejos de allanarme el camino hacia la claridad conceptual, me introduce en una enmarañada red de incertidumbres y realidades paralelas, que por momentos rozan la ficción romántica y el realismo mágico. Eso, además de dejarnos poco margen para introducir conceptos originales sobre el tema. De todas maneras, y debido a los límites espaciales y temporales que impone un trabajo de este tipo, me veo en la obligación de ponerle coto a la imaginación y elegir, para abordar, en forma por demás sucinta, solo una de los caminos disponibles.
EL PRIMER BESO
Quizás la comparación sea obvia, o quizás no tanto. Como fuere, debo admitir que en este caso la misma es hija exclusiva de la sensibilidad, y nada tiene que ver con esa castradora señora llamada razón. Al comparar una obra de arte con un primer beso, no es mi intención despojar a la primera de toda la carga de genialidad que conlleva, ni inyectar al segundo un plus de significado que quizás no tenga. En realidad, esta comparación no es más que un recurso fotográfico que recurre, en un golpe algo bajo, a llevarnos a ese momento único de nuestra vida, a fin de, a partir de ahí, entablar un precario paralelismo emocional entre ambos conceptos.
Como bien lo dice Benjamin, una de las cosas que distingue al original de su copia, es su carácter de unicidad, de cosa única, primigenia, virginal. Es su segura irrepetibilidad, la que le otorga ese carácter mágico y casi divino, de que disponen las obras de arte. Nadie podrá jamás, por más avezado que sea el artista, o sublimes los avances tecnológicos hijos de la ciencia –y por ende de la razón-, lograr reproducir las condiciones exactas que llevaron, en un lugar y un tiempo determinado, a la gestación de dicha obra. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que las obras de arte no son otra cosa, que un puñado de emociones y sentimientos compartidos. Y hasta donde sé, ni las emociones ni los sentimientos pueden, al menos hasta el momento, crearse en un laboratorio. La ciencia está desde hace mucho tiempo, y creo que seguirá por mucho tiempo más, trancada y empantanada entre átomos y moléculas, que no hacen otra cosa que interponerse y obstaculizar la visión y el conocimiento de las esencias. La fotografía de un paisaje, por ejemplo, con toda esa cantidad abrumadora de píxeles por centímetro cuadrado que arrojan las cámaras de última generación, lejos está de transmitirnos lo que el paisaje en sí nos transmite, si lo capturamos con nuestros propios sentidos; si lo vemos, si lo respiramos, si lo oímos, si lo tocamos.
La copia más exacta y acabada de un cuadro de Pablo Picasso, solo reflejará apenas, la capa más externa del mismo. Adolecerá por completo de su esencia, de su espíritu, de su trasfondo, de su alma, de su carga contextual, de esas emociones que el autor escondió en él en el momento de su creación, y de las cuales solo se puede tener una idea aproximada a través de los sentidos. Nadie, ni siquiera el mismo Picasso podría, en caso de que quisiera, hacer una copia exacta de su obra. Así de efímero y escurridizo es el arte, en cualquiera de sus manifestaciones.
¿Y el beso? El primer beso con la persona amada es igual de irrepetible que una obra de arte. Tanto que ni siquiera el segundo se le acerca en intensidad. Mucho menos los sucesivos. Se me antoja que es como cuando tenemos el original de un manuscrito, y comenzamos a fotocopiarlo. Al cabo de unas cuántas copias, la diferencia entre la última y el original, será por demás notoria. Las circunstancias no serán las mismas, y las bocas tampoco. Las condiciones y las emociones habrán cambiado, y aquel beso, que en ese momento fue único, jamás podrá volver a repetirse. Vendrán otros, pero serán copias. Solo copias. Cada vez más gastadas, desteñidas, y diferentes al original.
martes, 31 de mayo de 2011
CRÍTICA AL PERIODISMO_análisis
PRÓLOGO
En su artículo CRÍTICA AL PERIODISMO, Umberto Eco realiza un análisis bastante pormenorizado -y a mi juicio acertado-, sobre el papel de los medios de comunicación masiva -básicamente prensa- en el contexto social, además de un detalle cronológico de cómo éstos han ido cambiando sus formas y estrategias comunicativas, a lo largo del tiempo. En esta línea, Eco desmenuza ciertos temas como la objetividad de las noticias, la tematización de las mismas, el lenguaje utilizado, el volumen noticioso y la profundidad del contenido, la relación amor-odio entre la prensa y la televisión, entre otros.
Pero en este contexto, y dada la vastedad temática pasible de ser desarrollada, es mi intención abocarme a tres tópicos que considero interesantes e importantes por partes iguales; la misión de los medios, la agenda y la tematización de la información como una de las estrategias para cumplir dicha misión, y la aparición de fuentes alternativas de noticias. Este último tema fue abordado muy sucintamente por Eco en su artículo, aunque no por eso en forma desacertada, intuyo yo por encontrarse este fenómeno en ciernes en el momento de ser escrito.
Para finalizar este prólogo, considero oportuno aclarar que el análisis que inmediatamente voy a desarrollar, va a ser un análisis global del conjunto de los medios de comunicación masiva, y no un análisis discriminado por tipo de medio, ya que el hacerlo de esta última forma requeriría un espacio con el que no adecuado para este medio.
MISIÓN DE LOS MEDIOS
Dice Eco: “la función del cuarto poder es ciertamente la de controlar y criticar a los otros poderes tradicionales”.
En mi modesto entender, diría que esta es una de las funciones de los medios, o en todo caso una de las más necesarias e importantes, dentro de una misión superior que es la de informar a la sociedad. Para controlar y criticar a los poderes tradicionales como instituciones, o a alguno de sus miembros, están los diferentes actores políticos creados y colocados estratégicamente en ciertos lugares, para ese fin. Pero el papel fundamental de los medios en general, y de la prensa en particular, es la de informar a las masas, debiendo ser ese ejercicio informativo, una aproximación lo más cercana posible a la realidad, y por ende a la objetividad.
El poder de los medios, y de ahí su magnánimo apodo de Cuarto Poder, radica en que su masividad los hace generadores espontáneos de opinión, y en algunos casos de acción. Los medios no tienen poder en sí mismos, sino que lo que tienen es la capacidad técnica de convencer a las masas, para que actúen en su nombre, o bajo la bandera de alguna causa determinada. Esta capacidad es suficiente para convertirlos en centros de poder más que respetados dentro del esquema socio-político de una sociedad, amados por unos y odiados por otros, dependiendo de los intereses de cada parte. La historia reciente del mundo está plagada de muestras de este poder, que van desde la caída de presidentes (Watergate), hasta el reclamo de los vecinos, de un semáforo en una esquina cualquiera. Nos deslizamos por un límite peligroso en donde parecería que lo que no está en la agenda de los medios, no existe, o al menos no importa.
LA AGENDA
Este último pensamiento me permite avanzar hacia el segundo punto de este análisis, la agenda de los medios, también conocida como agenda setting.
Dice Cohen: “los medios pueden no decirnos cómo pensar sobre un determinado tema, pero sí nos dicen sobre qué tema pensar”.
Considero que esta frase es tan sabia como real, aunque en realidad me veo tentado a poner en tela de juicio la primera parte del enunciado. Los medios en general sí intentan decirnos de qué lado ubicarnos frente a un tema determinado, y depende exclusivamente de nosotros el éxito o el fracaso de su intento. Quizás sea algo arriesgado de mi parte, pero me atrevería incluso a agregar que en determinados contextos sociales y en determinadas sociedades, es tanta la credulidad para con los medios (sobre todo con la televisión), que sus efectos evangelizadores tiene un porcentaje de efectividad mucho más alto de lo que creemos.
La agenda de un medio es la que marca cual información se difunde y cual no, en qué orden, con qué prioridad, cuáles se destacan y de qué manera, cómo se agrupan las noticias, etc. Eco pone en su artículo claros ejemplos sobre el tema, pero me permito agregar algunos que me vienen a la mente en estos momentos. Canal 4 de Uruguay está dedicando un espacio muy importante de sus informativos, al problema de la inseguridad y la violencia social. Un espectador desprevenido que vea tan solo éste espacio noticioso, sin duda caería rápidamente en la cuenta de que en Uruguay, y particularmente en Montevideo, no se puede vivir. Directivos del medio han reconocido públicamente este hecho, pero aducen primero, que sus espacios son fiel reflejo de la realidad, y segundo, que lo hacen porque es eso lo que la gente quiere consumir. Atado a éste, el problema de la minoridad es otro tema que ha sido puesto en la agenda pública por algunos medios, presionando a la clase política a atender el tema y tomar medidas al respecto. El otro día sin ir más lejos, leí una información reciente del Ministerio del Interior, en el cual decía que los menores infractores considerados peligrosos, son en total 385. Pero cómo, ¿en una sociedad de 3.5 millones de personas, 385 son suficientes para cambiar una ley tan importante como la que marca la edad de imputabilidad? Obviamente no son ellos -los 385- los responsables de ésto, sino el poder amplificador y repetitivo de los medios de comunicación.
Fuera de fronteras está más que documentado y comprobado, cómo el país del norte (entre otros) ha usado, aproximadamente desde la década del 60, el poder amplificador de los medios para inclinar la opinión pública hacia un determinado lado, y poder así tomar acciones en ese sentido; generalmente militares. Basta mencionar a Iraq, con Hussein y sus armas de destrucción masiva; las dictaduras de América Latina, el Word Trade Center y ese asombroso derrumbe de las Torres Gemelas que contradijo todas las leyes de la física, etc. Me viene a la mente también la República Argentina en la guerra de las Malvinas, cuando el gobierno militar tuvo convencida a la población civil durante un buen tiempo, de que la iban ganando por destrozo.
Lo dicho, los medios influyen en las masas y luego las masa actúan en consecuencia, o simplemente dejan que los gobiernos actúen en su nombre. Estas estrategias son llevadas acabo entonces, mediante la agenda setting.
MEDIOS “ALTERNATIVOS” DE INFORMACIÓN
Parece ser un buen remedio paliativo contra el poder hipnotizador de los medios, el no aferrarse a uno solo. A Eco no le gustan las frases hechas, pero no tengo más remedio que usar una: hay que escuchar todas las campanas. La realidad que nos va a mostrar cada medio es parcial, subjetiva, sesgada, y seguramente teñida por el color político y los intereses económicos del mismo. Pero si en cambio miramos la realidad parcial que nos muestran varios medios, quizás logremos acercanos un poco más a la realidad total, y por ende a la verdad.
Pero no solo hay que escuchar todas la campanas, sino también las “campanitas”. El siglo XXI, con toda su tecnología de la información y la comunicación, pero sobre todo con el advenimiento de Internet, nos da la posibilidad de ver casi infinitas visiones de un mismo hecho. Los medios de comunicación emergentes en la Web, que son casi tantos como usuarios hay en la misma, le están quitando potencia y protagonismo a los grandes medios masivos internacionales. Hoy una persona de edad media hacia abajo, no se conforma con la versión que le da la CNN sobre la catástrofe ocurrida en Japón, sino que va a Youtube y mira videos subidos a ese portal, por los propios damnificados de la tragedia. La gente joven está más alerta y no se deja convencer tan fácilmente como antes, y en este sentido las vías de comunicación alternativas están teniendo mucho que ver.
Pero ojo que no todo es color de rosa con este fenómeno. Como bien lo advierte Eco en la última parte de su artículo, el exceso de información es casi tan inefectivo como la ausencia de ella. Esto ha quedado demostrado hace muy poco tiempo, cuando un sitio web de noticias, en asociación con algunos de los más importantes medios de prensa internacionales, sacó a la luz pública revelaciones políticas y de otros órdenes, que en otro tiempo habrían echado por tierra a gobiernos enteros. Estoy hablando de Wikileaks. Sin embargo, el caudal de información derramado fue tan abrumador, que el efecto se disipó en pocos meses, y no pasó mucho más que de un poco de barullo mediático, que rápidamente se fue desvaneciendo. Y lo peor de todo, es que ninguna de las personas responsables de las atrocidades que allí se denunciaron, fue llevada a juicio.
Tratando de dar un cierre a estas cuestiones, creo que podemos concluir que el poder y la influencia de los medios de comunicación masiva, en todas las esferas de la vida de un país, es innegable. Aunque también creo que no está errado decir, que dicho poder va decreciendo a medida que los medios alternativos van ganando terreno.
La verdad exacta sobre cada hecho que ocurre en el mundo, nunca la vamos a saber, seguramente porque quizás la “verdad” como hecho irrefutable, directamente no exista. Sí podemos aspirar en todo caso, a obtener una versión lo más aproximada posible de la misma. Y en pos de conseguir este objetivo, creo yo, es que tenemos que concentrar y dirigir nuestros esfuerzos.
sábado, 16 de abril de 2011
MI CONFESIÓN
Gráficos: CASIANIMAL |
domingo, 20 de febrero de 2011
EL HOMBRE DE ATRÁS DE LA PUERTA _Parte I
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