Páginas

domingo, 13 de septiembre de 2009

TE JURO QUE LO COMPRÉ ACÁ

Por Hernán Barrios


Sucede a todo nivel, ya que como todos sabemos, en el mundo existen personas que no dan el brazo a torcer ni aunque se les esté quebrando. Pero en el ámbito comercial, llega a extremos increíbles.



EJEMPLO PRÁCTICO


CLIENTE_ Clavos de goma, media docena.


VENDEDOR_ No señor, clavos de goma no tenemos.


CLIENTE_ ¿No tienen? Pero antes tenían.


VENDEDOR_ No. Clavos de goma nunca vendimos.


CLIENTE_ Vendían si. Yo estoy seguro que los compraba acá.


VENDEDOR_ Mire, yo hace 9 años que trabajo acá y en ese tiempo nunca vendimos.


CLIENTE_ ¡Pero cómo que no! Yo los compré en turismo del año pasado.



Qué discusión tan al santo cuete no, porque en definitiva lo importante es que “ahora” no hay. Pero el obstinado crónico es así; necesita que le des la razón solo para poder dormir tranquilo.


VENDEDOR_ ¡Aníbal! (el compañero más próximo) ¿Nosotros vendimos clavos de goma alguna vez?


ANIBAL_ ¿¡Clavos de goma!? No, nunca.


CLIENTE_ Si, yo me acuerdo que venían en una cajita verde.


VENDEDOR_ Capaz que los compró en otro lado, señor.


CLIENTE_ No, no... fue acá.



El vendedor, en un intento desesperado por terminar aquella infructuosa discusión, recurre a otro compañero.


VENDEDOR_ ¡Ruben! ¿Vos te acordás de que hayamos vendido clavos de goma alguna vez?


RUBEN_ ¿¡Clavos de goma!? No, nunca vendimos eso.


CLIENTE_ Pero qué raro. Yo estoy seguro de que los compré acá. Voy a buscar la boleta y la próxima te la traigo.


VENDEDOR_ Ah... ¡genial! ¿¡Qué más!?



Por supuesto que la dichosa factura nunca llega, y el tema de los clavos de goma no se vuelve a tocar.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga sin miedo lo que piensa, acá no hay censura de ninguna clase. Le sugiero igual que impere el respeto, en caso contrario difícil que pase.